viernes, 5 de febrero de 2010

¿Cuento de hadas?

Guadalupe Loaeza
"¡¡¡Por fin, por fin una buena noticia!!!", escuché que me decía por teléfono una voz con absoluto entusiasmo. Tardé algunos segundos en reconocer quién hablaba a esas horas de la mañana, el último día de vacaciones. "Ay, Sofía, son las ocho de la mañana. No se vale. ¿No podemos hablar más tarde?", me escuché decirle entre sueños.
"Perdón, pero pensé que ya te habías despertado... ¡Qué bueno que ya regresaste de vacaciones! ¿Viste el ejemplar del ¡Hola! del 30 de diciembre? ¿No? No te preocupes, te lo guardé. Este número no tiene desperdicio. ¡Es de colección! Aparte de la portada, a todo color, publica 12 planas dedicadas a mi pareja de enamorados favorita, ¡La Gaviota y Peña Nieto! Te lo juro que lo único que me da esperanzas en estos momentos es su próxima boda. ¿Te das cuenta que fueron hasta el Vaticano para comprometerse en la Basílica de San Pedro? ¿No te da ilusión?", la euforia con la que Sofía me preguntaba lo anterior me dejaba atónita. Lo más llamativo de todo es que se oía sincera y auténticamente ilusionada con este enlace. No sabía qué decirle. No quería aguarle su fiesta, ni mucho menos reprimir su entusiasmo. Era tal su gana de compartir su júbilo que, de pronto, me di cuenta que me estaba leyendo partes del reportaje de la publicación. "'Ella es Angélica; pronto nos casaremos', fueron las palabras con las que Enrique Peña Nieto presentó al Sumo Pontífice a su novia. Poco después, el Papa saludó y dio la bendición a los seis pequeños que formarán la familia Peña Nieto-Rivera. También recibieron la bendición papal las madres de los futuros contrayentes: María del Socorro Nieto y María Eugenia Hurtado... Él es un hombre viudo, y ella, una mujer divorciada y con un matrimonio religioso que la misma Iglesia declaró inválido. ¿No te da ilusión? Dime, ¿si no es mejor y mucho más sano leer este tipo de noticias, que abrumarse leyendo puras cosas negativas y escandalosas? He allí una pareja de novios normal, católica, compuesta por un hombre y una mujer. Una pareja que, a Dios gracias, tiene sus hijos biológicos, nada de adoptados. Él, un hombre joven, guapo, un político católico con futuro, que lo único que quiere es buscar lo mejor para su país. Ella, una mujer joven, muy guapa, delgada, madre católica, que sí cree en la institución de la Iglesia Apostólica Romana, que ha sabido, con sus telenovelas, llegarle al corazón del pueblo mexicano. ¿No crees que esta boda ayudará a recuperar la imagen de nuestro país en el mundo? Será la boda del Bicentenario. Gracias a ellos vamos a tener más páginas en el ¡Hola! y demás revistas a nivel internacional. ¡¡¡Sí, sí, que se casen por la iglesia y que la recepción sea en el Castillo de Chapultepec!!! ¡¡¡Sí, sí, que Peña Nieto se convierta en nuestro próximo presidente de la República y termine por reelegirse!!! ¡¡¡Sí, sí, que inviten al Papa a su boda y a toda la realeza europea!!! Te lo juro que hay algo en la imagen de esta pareja que de alguna manera me recuerda a la de los Kennedy, a la de los Sarkozy o la de Letizia con el príncipe de Asturias. ¿Será por sofisticada y moderna? O, ¿será porque son jóvenes que sí entienden este mundo tan convulsionado que estamos viviendo? Escucha, escucha esto: A sus cuarenta y tres años, Enrique Peña Nieto parece estar viviendo uno de sus mejores momentos. Y es que el carismático y atractivo gobernador del Estado de México no sólo viene sonando fuerte como posible candidato presidencial para 2012, sino que se declara un hombre feliz al lado de la actriz de telenovelas Angélica Rivera, con quien pronto piensa volver a pronunciar el 'sí quiero'. ¿No te da ilusión? ¿Verdad que todo esto es como un cuento de hadas? ¿Por qué será que critican tanto al pobre de Peña Nieto, si se trata de un político tan visionario y tan demócrata? Le critican por todo, por minucias como por ejemplo que siempre llega tarde a todas las reuniones de trabajo, que cuánto tiempo tardará frente al espejo peinándose el copete o porque mientras él estaba recorriendo Roma y El Vaticano, con nuestra Gaviota, se llevaba a cabo la Cumbre en Copenhague en donde se estaban debatiendo los cambios climáticos y, al mismo tiempo, en nuestro país, unos marinos se enfrentaban al narcotraficante El Barbas, en Cuernavaca. O bien, le critican su convenio anual con Televisa, que dicen que representa más de 900 millones de pesos, también critican el hecho de que nunca aparezcan las malas noticias del estado de México en el Canal de las Estrellas. ¡Pura envidia! ¿Por qué no lo dejarán vivir su historia de amor a plenitud? ¿Por qué no le permitirán que sea feliz una vez más?", me preguntaba mi amiga totalmente desbocada.
Después de escucharla durante 20 minutos, al colgar el teléfono me pregunté si Sofía se imaginaba cuánto podía costar un reportaje con ese número de páginas, incluyendo la portada, en una revista como ¡Hola! ¿Lo habrá pagado Peña Nieto en euros o en pesos? ¿Cuánto nos cuesta a los mexicanos este tipo de frivolidades, un millón de euros o un millón de pesos? Y por último, ¿qué pensaría de todo lo anterior la madre de una de las más de 400 muertas que ha habido en el estado de México, primer lugar en feminicidios?
gloaeza@yahoo.com

jueves, 4 de febrero de 2010

Hasta pena da


Naranjo en El Univeral

Todos somos idiotas… y culpables

Detrás de la Noticia de Ricardo Rocha

Así que a la presunción de imbecilidad habrá que agregar la de culpabilidad. En pocas palabras, para este gobierno no sólo somos débiles mentales sino delincuentes. Por lo menos eso se desprende de las perlas declarativas, primero del secretario de Gobernación, que revienta el derecho fundamental de inocencia. Ahora, según él, todos resultamos culpables y estamos obligados a probar que somos inocentes. Así, desde la insultante arrogancia del poder ha dicho que no tiene que ofrecer disculpa alguna a 12 de los detenidos por el michoacanazo, que estuvieron presos 240 días en una cárcel de alta seguridad acusados falsamente de vínculos con el crimen organizado. Sobre su liberación, por orden de un juez, el abogado Gómez Mont expresó tan campante que “lo que yo entiendo que dice la resolución es que fue por prueba insuficiente, no porque se haya determinado inocencia o culpabilidad”. Sólo le faltó decir que este gobierno es tan fregón que puede acusar y encarcelar a quien se le pegue la gana y luego emplear todo el aparato del Estado para probar sus sospechas. Un juego sucio en el que los ciudadanos también podríamos sospechar que, por ejemplo, se trató de una maniobra para restarle votos a la izquierda en la pasada elección de julio.
Lo peor es que ya no es un hecho aislado o una mala ocurrencia, sino de una actitud de soberbia cada vez más preocupante. Porque, con esa misma jactancia, Gómez Mont dictaminó ipso facto y a larga distancia que la matanza de 16 jóvenes estudiantes en Ciudad Juárez se debió a un pleito entre pandillas. Una presunción que retomó el propio presidente Calderón dos días después en gira por Japón, donde condenó el “cobarde” crimen múltiple, pero también concluyó que “probablemente fueron asesinados por otro grupo con el que tenían cierta rivalidad”. Una insinuación brutal que ha indignado y enfurecido a padres y hermanos.
Una vez más la criminalización de las víctimas como actitud sistemática de gobierno. Con todo el tufo autoritario que ello representa en una visión perversa de la realidad: a las mujeres las violan por usar minifalda; a los chavos los matan por desmadrosos; a los de izquierda hay que entancarlos; los muertos inocentes en la guerra contra el narco son parte del inventario; a los homosexuales hay que aislarlos porque son mexicanos de segunda.
En suma, una larga cadena de justificaciones para lo injustificable: la dolorosa verdad de una violencia inaudita, creciente; una sociedad agobiada por la crisis económica, agraviada por la impunidad y permanentemente ofendida por las cada vez más evidentes incapacidades oficiales. Un gobierno que no da explicaciones porque está convencido de que todos somos idiotas y dejados. Y que ahora además nos puede prejuzgar y acusar de cualquier crimen, meternos a la cárcel, destrozar nuestra reputación y quitarnos un precioso tiempo de vida. Y ya ni siquiera con el consuelo aquel de “usted disculpe”.

miércoles, 3 de febrero de 2010

La más completa monografía de Enrique Peña Nieto


Revista emeequis

Gran revuelo provocó la noticia de la existencia de una biografía del Gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto.
Como en esta humilde sección ya nada nos sorprende, en lugar de armar un escándalo por la abusiva promoción que Peña Nieto hace de su propia imagen con ese material que -cuentan- es solicitado a los alumnos de primaria mexiquenses, decidimos de plano promover otra versión, pero avalada por la SEP local, CSG, Televisa, Quién y Benedicto XVI. No acepte imitaciones.
Enrique Peña Nieto (1966-?)
El gobernador más conocido de México, además de ser el más guapo y mejor peinado, superando incluso al jefe del GDF, Marcelo Ebrard. Nacido un 20 de julio de un huevo cretácico hallado en Atlacomulco, Estado de México, Enrique demostró que, a pesar de su naturaleza sauna (en 1984 se afilió al PRI y es licenciado en derecho), era capaz de despertar sentimientos más allá del horror, tales como la admiración ("pero cómo es que mantiene el copete tan erguido?") o las bajas pasiones ("¡Es el verdadero góber precioso!", "¡Chaparrito, ven para acá!").
En 1990 tuvo su primer puesto, en un comité de la CNOP. Ahí comenzó su fulgurante trayectoria. Blanco de apodos como Muñeco y Barbie, Enrique fue el muchacho predilecto del ex gobernador Arturo Montiel, célebre por su debilidad por las mujeres francesas y los bienes inmuebles de cualquier nacionalidad.
Se desempeñó como subsecretario de Gobierno y secretario de Administración en el gobierno de Montiel y fue diputado de la LV Legislatura del Congreso estatal. Durante ese corto periodo el pequeño creció y creció hasta convertirse en un dinosauriote. En septiembre de 2005 rindió protesta como gobernador del Estado de México, cargo desde el que resolvió el conflicto de San Salvador Atenco en 2006 sin tener que recurrir al aburrido diálogo sino al contrario, mediante un emocionante operativo de la policía estatal, que (casi) no cometió abusos contra los pobladores.
Después de 13 años de matrimonio, en 2007 su esposa, Mónica Pretelini, murió por una enfermedad cuyo nombre él, traumatizado, olvidó. Se convirtió en el viudo más cotizado de México, pero no por mucho tiempo. En 2008 inició un tórrido romance con la talentosísima actriz de telenovelas Angélica Rivera, con quien formó una fotogénica pareja muy publicitada en revistas del corazón, las cuales cubrieron desinteresadamente todos sus eventos, siendo el más destacado el viaje al Vaticano, y no por haberlo hecho con dinero público sino por sus fines privados: recibir la bendición papal. Con su bendito idilio, Enrique y La Gaviota dejaron claro que dos ejemplares de diferente especie (dinosaurio y ave) pueden mantener una relación perfectamente normal. En 2000 inició su campaña para ganar la Presidencia de México en 2012. Desde 2005 la hace en televisión cada noche... y a cuenta del erario (sobra decir).

Es la hora de exigir cuentas

Editorial del Diario de Chihuahua
De dos años a la fecha, el esquema más manido por las autoridades de los tres niveles para justificar su terrible ineficacia al no prevenir hechos tan abominables como el del fin de semana, se reduce a tres pasos que se pueden dar en orden indistinto: se lavan las manos al adjudicar las matanzas a la guerra entre narcos o criminalizar a las víctimas; luego viene la inefable retórica de “no descansaremos hasta obtener resultados”, “fortaleceremos el programa de seguridad en Ciudad Juárez”, etc., para terminar peleándose entre sí con discusiones huecas sobre quién tiene la responsabilidad de este fracaso, si la Federación, el Estado o el Gobierno local.
Mientras tanto, cientos, miles de deudos junto con el resto de la comunidad juarense, se han quedado hasta el momento rumiando –e incrementando cada vez más, como en una olla de presión– su dolor, su impotencia, su indignación, su desesperanza ante esta inadmisible incapacidad oficial para dar una respuesta efectiva a esta barbarie a la cual ya resulta arduo calificar.
Esperábamos los fronterizos que ante la reacción mundial que ha suscitado la masacre del grupo de estudiantes, esa absurda y repetida cortina de humo gubernamental se modificara. Nos equivocamos. Ha vuelto a repetirse.
Desde Tokio, un día después de que presumiera en un artículo publicado a dos páginas en un periódico japonés los “severos golpes” que su gobierno ha asestado a la criminalidad y asegurar que su estrategia contra la delincuencia organizada va en la dirección correcta, el presidente Felipe Calderón si bien lamentó la matanza, también recurrió al consabido argumento de la guerra entre narcos al indicar que el asesinato de los jóvenes “probablemente” haya sido cometido “por otro grupo con el que, es una de las hipótesis, tenía cierta rivalidad”. O sea, una guerra entre pandillas.
Aun cuando no se puede descartar en este momento cualquier móvil para explicar este sanguinario atentado, sí es indispensable aventurar que la mayor parte de quienes fueron acribillados el sábado por la noche son inocentes, como ha sucedido en otros numerosos hechos anteriores, por lo que resulta muy irresponsable que el primer mandatario, desde Asia, incluya en el mismo costal delictivo a adolescentes que sólo se dedicaban a estudiar, hacer deporte y a vivir su vida común de jóvenes.
Ellos no son “otro delincuente menos”, como pretendía establecer entre los medios de comunicación un mando militar que afortunadamente fue cambiado a otra zona.
No es todo. Erigiéndose en candil de la calle, el Ejecutivo federal propuso al primer ministro nipón un “Plan Marshall” de reconstrucción para levantar al devastado Haití, como si Ciudad Juárez y otros puntos de México no enfrentaran condiciones que demandan una urgente atención similar de su gobierno.
Actitudes injustificables como ésta que ofrece Calderón han sido compartidas en distintos momentos por las autoridades militares, estatales y municipales, quienes escudándose en las palabras, en la propaganda mediática, en los reflectores ilusorios, en las relaciones públicas, en las hipótesis engañosas como la que hoy plantea el presidente, le han apostado al paso del tiempo para encubrir una investigación policial inexistente, una estrategia falta de inteligencia y, más grave aun, para echar en el olvido la presión ciudadana.
Este estilo de ‘hago como que trabajo’, ‘hago como que me coordino’ de la Presidencia de la República, del Gobierno estatal y de la Administración municipal, es el que ha propiciado la arbitrariedad total con que actúan los criminales, quienes son sabedores de que las reacciones inmediatas de preocupación de los gobiernos, de los cuerpos de seguridad, de la impartición de justicia, ante hechos como el del sábado, son flor de un día.
Han sido ya dos años de aguantar en el abandono oficial esta insoportable situación que ha convertido a Ciudad Juárez en tierra de nadie, en una comunidad que responde al vaivén de las mafias criminales ante la fáctica omisión gubernamental.
Si hasta del mapa de El Paso hemos sido borrados por esta causa.
No es posible continuar así. El sacrificio de este grupo de estudiantes no debe quedar como un hecho estéril más de tantos que han impactado a la frontera y al mundo en estos 24 meses. Esta masacre tiene que ser un parteaguas que mueva a la sociedad fronteriza a gritar un ¡basta! a sus autoridades. Debe erigirse en un antes y un después para la forma en que hasta ahora han dizque trabajado nuestros gobiernos.
No debemos seguir permitiendo que nuestros jóvenes –los que no han huido de la ciudad porque no pueden– continúen muriendo en aras de la sola impunidad. Como tampoco aceptamos que sean ellos quienes paguen las culpas de la ineficacia oficial, al confinarlos a sus viviendas sin fiestas, sin esparcimiento, sin una vida que la etapa en que están les reclama.
Es hora de exigir cuentas. Es tiempo de que el presidente Felipe Calderón y su gabinete de seguridad, incluidos el Ejército y el titular de la PGR; el gobernador José Reyes Baeza y sus funcionarios de esta área; el alcalde José Reyes Ferriz y sus jefes policiales, respondan a las demandas de justicia de los juarenses.
Desde su asunción al poder federal, el Jefe de la Nación ha estado contadas ocasiones en esta frontera y cuando ha venido se ha encerrado con grupos pequeños de empresarios, a quienes aparentemente los ha escuchado. Ese privilegiar a algunas élites ha servido de nada, como lo hemos podido constatar con las acciones emprendidas por Víctor Valencia de los Santos en su improductivo paso por Seguridad Pública estatal.
Exigimos que el primer mandatario, el gobernador y el alcalde se apersonen en esta ciudad con respuestas objetivas, con un plan efectivo como el que está sugiriendo Calderón para Haití, porque si bien Juárez no ha sufrido un sismo tan demoledor como el de la nación caribeña, eso no significa que no esté igualmente devastada por la violencia y la inseguridad.
Frente al estado de excepción de facto en que los juarenses hemos estado viviendo, esta frontera debe ser una prioridad nacional para nuestras autoridades.

Ciudad Juárez

Ahumada: Advertencia

Helioflores: Farol de la calle


Deuda pública alcanza su nivel más alto desde 95

Eduardo Jardón del Financiero comentada por el MCM
La deuda pública registró el año pasado su mayor nivel después de la crisis económica de 1995.
Al cierre de 2009, los pasivos del gobierno federal y de los organismos y empresas públicas se elevaron a 30.3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Este incremento se explica, principalmente, por el reconocimiento de los pasivos de los proyectos de infraestructura productivos de largo plazo (Pidiregas), equivalentes a 8.1 por ciento del PIB.
Aun sin este factor, la deuda pública aumentó durante el año, resultado de la crisis económica global y la caída en la recaudación, pero fundamentalmente por la ineptitud del gobierno panista y del famoso catarrito vaticinado por Agustín Carstens...
El gobierno espurio recurrió a más endeudamiento para financiar su déficit fiscal, que se elevó a su mayor nivel en 19 años.
Durante 2009, el gobierno hizo importantes colocaciones de deuda en el exterior y recurrió al financiamiento de organismos internacionales, para amortiguar los efectos negativos de la crisis económica.
La deuda interna total se elevó de 18.7 en 2008 a 21.4 por ciento en 2009, en tanto que la deuda externa pasó de 2.7 a 9.8 por ciento, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
En términos nominales, la deuda pública total subió de dos billones 598 mil millones de pesos a tres billones 708 mil millones.
Lo anterior, implicó un aumento de un billón 111 mil millones de pesos, unos tres mil 43 millones por día, en promedio.
Ante tal evidencia, aún se atreven a decir que el nivel de deuda como proporción del PIB se mantiene en rangos que se comparan favorablemente al de otras naciones, con un índice de desarrollo superior. Incluso, indicó que su nivel es de los más bajos entre los principales países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), vaya consuelo.
Operaciones afuera
Los movimientos de la deuda externa durante 2009 implicaron un endeudamiento neto por 44 mil 45 millones de dólares.
De este monto, 23 mil 540 provinieron del mercado de capitales, nueve mil 259 millones en operaciones de comercio exterior, seis mil 458 millones de organismos financieros internacionales y cuatro mil 788 millones del mercado bancario.
El endeudamiento neto en el mercado interno fue por 384 mil 471 millones de pesos, que se obtuvieron principalmente de la emisión de papel en el mercado nacional. Lo que se ha venido denunciando como emisión de bonos que de inmediato obtienen los especuladores fiscales.

Estrategia integral

Miguel Ángel Granados Chapa
Veinticuatro horas después de ufanarse en Japón de su política de seguridad pública, el presidente Calderón tuvo que anunciar, ante la rotunda y cruenta evidencia del fracaso de esa política, que se dispone a iniciar una estrategia integral para combatir a la violencia criminal. Los cadáveres de los 16 muchachos asesinados el domingo en Ciudad Juárez son una rotunda exigencia que Calderón no pudo soslayar, aun a la distancia.
Era tan evidente la necesidad de mudar el modo de enfrentar a la delincuencia organizada en aquella ciudad fronteriza -y en todo el país, donde en enero murieron a balazos casi mil personas, la mayor cantidad en un solo mes en la trágica historia de la narcocriminalidad- que hasta Francisco Ramírez Acuña, el presidente de la Cámara de Diputados -ex gobernador de Jalisco, ex secretario de Gobernación-, la había preconizado, en declaraciones que siguieron a su lectura de una condena de la Comisión Permanente del Congreso a ese horrendo crimen. Nervioso quizá por la severidad del momento, o ignorante de la palabra que debía leer, Ramírez Acuña incurrió en un desliz que lo condujo a una terrible premonición. En vez de decir que la matanza de Juárez se había perpetrado, leyó perpetuado, en un involuntario augurio que es deseable no se cumpla. La inseguridad en aquella frontera, el atroz dolor de los deudos de los muchachos que se divertían como cumple a su edad y fueron destrozados a balazos, no debe perpetuarse, ni siquiera permanecer. Ha de ser exterminada antes de que Juárez se convierta en una ciudad fantasma, llena de domicilios abandonados como una de las casas donde se realizaba el domingo la fiesta que terminó en tragedia.
Calderón no pudo presentar su reacción ante esa matanza como el comienzo de una nueva estrategia, porque no hace ni un mes que se había anunciado esa otra estrategia, al reconocer que la numerosa presencia militar no sólo no había conseguido aminorar la criminalidad violenta sino que ésta creció, como aumentaron también las denuncias y quejas por el comportamiento de soldados y policías. Por eso fue preciso que el enunciado de lo que ocurrirá acudiera a la adjetivación. Ahora la estrategia será integral, porque el problema que se busca encarar no es solamente delincuencial y por lo tanto susceptible de ser abordado con instrumentos y criterios policiacos, sino que es social y deben ser aplicados remedios correspondientes a esa hondura y alcance. No sabemos todavía de qué se trata, pues el Ejecutivo tras admitir que "el problema rebasa con mucho la mera acción policiaca", anunció que en próximos días se "fortalecerá y detallará con amplitud el contenido de esa estrategia integral".
Si alguna esperanza despierta el reconocimiento de la complejidad del problema y su abordamiento también por caminos no limitados a la fuerza legítima del Estado, el leve optimismo que causa el aviso de la estrategia integral debe atenuarse con el recuerdo de que hace 35 meses, casi tres años, apenas tres meses después de iniciada esta administración, el propio Calderón anunció un programa denominado Estrategia Integral para la Prevención del Delito y Combate a la Delincuencia. Preocupa y atemoriza que tras el largo tiempo transcurrido se tenga que utilizar de nuevo una denominación cuyo uso quizá fue olvidado, así de ineficaz fue, por quienes debían aplicar la política respectiva.
Asomarse a la estrategia integral anunciada el 7 de marzo de 2007 significa comprobar que la lucha contra la delincuencia organizada ha sido más mediática que real, destinada más a crear un ánimo público creyente en la capacidad estatal de contener al crimen, que a efectivamente reducirlo, en su doble sentido de achicarlo y mantenerlo a raya. Salvo quizá la creación de la Plataforma México, un sistema de información del que se ufana un día sí y otro también el secretario de Seguridad Pública, como si contar con un instrumento implicara automáticamente obtener provecho de él; salvo ese logro, todo el resto de la estrategia integral de aquel momento se muestra hoy como pura palabrería. Se anunciaba entonces, por ejemplo, la realización de campañas contra las adicciones, que no se efectuaron, o si lo fueron carecieron de eficacia pues la demanda de drogas en México ha crecido, estimulando de ese modo la oferta que se abre paso de cualquier modo para llegar a los consumidores. Se hablaba también de mejoría de las corporaciones policiacas mediante controles de confianza, cuya ausencia permitió a más de un comisionado de la Policía Federal Preventiva cometer delitos. Hoy mismo, en la dolida Ciudad Juárez hay denuncias de extorsión practicada por miembros de ese cuerpo, que tratan de vender la protección que están obligados a prestar.
Otra evidencia de esa frustrada estrategia integral fue que incluía la creación y difusión de una cultura de la legalidad. Año y medio más tarde, en agosto de 2008, la misma expresión ocupó un lugar preferente en el Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad, adoptado reactivamente ante la indignación de un segmento de la sociedad lastimado por secuestros que terminaban en asesinatos.
A la falta de memoria de la administración federal que recicla enunciados que se olvidaron se agrega la falta de sensibilidad política del PRI o su desdén por los ciudadanos. Víctor Valencia, secretario de Seguridad Pública de Chihuahua, el estado tristemente campeón en violencia criminal, busca ser ¡alcalde de Ciudad Juárez!
Cajón de Sastre

Un mes antes de cumplir 86 años, la semana pasada murió Sergio Nudelstejer, nacido en Varsovia el 24 de febrero de 1924 y llegado a México tres años después. Fue un asiduo ensayista y crítico de literatura, así como un incansable expositor de la cultura judía y luchador por las libertades de los hebreos en la Unión Soviética. A este campo corresponde su libro La noche de los poetas asesinados. Testimonio de un exterminio. Fue autor de biografías de Theodor Herzl y Albert Einstein, y difusor en México de la obra de Martin Buber e Isaac León Péretz. Era asimismo un estudioso de la literatura de nuestros países, y como tal compuso la antología Narrativa latinoamericana. Una selección contemporánea. Escribió también, entre otras obras, Los espías de Dios y Las voces perdurables.

martes, 2 de febrero de 2010

Democratizar a los medios

Va video semanal de AMLO correspondiente a la primera semana de febrero.