martes, 4 de noviembre de 2008

una respuesta cultural ante el control de los medios

El movimiento de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), en 2006, dio lugar a una intensa actividad artística y cultural, cuyo principal objetivo era difundir las razones y objetivos de su causa. En ese contexto nació en mayo de aquel año la Asamblea de Artistas Revolucionarios de Oaxaca (Asaro), un colectivo integrado mayoritariamente por jóvenes. Dos años después, la agrupación ha abierto Zapata, una especie de galería alternativa para exponer su trabajo.Zapata fue inaugurada la noche del viernes –en pleno Centro Histórico de Oaxaca– en un acto que incluyó música y la proyección, sobre los muros de un edificio, de documentales con testimonios de los participantes en el movimiento.Durante las movilizaciones de 2006 los integrantes de la Asaro se expresaron de muchas maneras, pero sobresalió el trabajo en carteles, hojas volantes y pintas en muros, que destacaron por su ingenio y creatividad. Ahora en Zapata, los artistas presentan obras con técnicas y formatos más convencionales, pero cuyo contenido sigue siendo marcadamente de protesta y denuncia.El tema dominante en las aproximadamente 20 obras que se exhiben es la represión de la Policía Federal Preventiva en contra del movimiento, el 25 de noviembre de 2006. Hace casi dos años. De manera metafórica o directa, conforman en su conjunto un testimonio de esos momentos.Asaro no es el único colectivo cultural surgido alrededor de la APPO, pero –de acuerdo con Mario, vocero de la agrupación– sí es el único creado durante las movilizaciones. Posteriormente han surgido otros.Mario, que prefiere omitir su apellido, sostiene en entrevista durante la inauguración de Zapata que la organización y definición de objetivos ha sido un proceso en varias etapas. De hecho, inmediatamente después de la represión policiaca del 25 de noviembre de 2006, los integrantes del colectivo se dispersaron, aunque para enero del año siguiente empezaron a reunirse de nuevo: “Al principio éramos alrededor de 15 compañeros, después de la represión algunos se tuvieron que ir de la ciudad e incluso del estado. Empezamos haciendo tapetes de arena o participando en festividades tradicionales, y así poco a poco fuimos desarrollando una idea y empezamos a caminar en temas específicos”.

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