jueves, 30 de julio de 2009

Elección del 5 de julio

Es detestable esa avaricia espiritual que tienen los que, sabiendo algo, no procuran la transmisión de esos conocimientos. Miguel de Unamuno

¿Qué nos deja la elección del 5 de julio?
Van mis humildes reflexiones.
Luis Enrique Rios Saucedo
Movimiento Ciudadano Mexiquense
(Colectivo en resistencia)
1. EN LA IZQUIERDA
Cuan importante es, en los momentos de cierta confusión, hacer uso de la memoria.
Muchos parecen olvidar que lo que ocurre ahora es consecuencia de lo que ocurrió en el pasado. Se olvida porque esa es la manera en que el poder nos enseña a mirar las cosas. La televisión nos impone todas las agendas. La agenda política no nos la marcan las necesidades reales de nuevas relaciones del gobierno y la sociedad. La agenda la marcan los ruidosos noticieros de la televisión. Todo es escándalo efímero. No hay relaciones de causalidad. No hay memoria, no hay historia.
Muchos compañeros parecen olvidar que en 2006 hubo un fraude electoral con causas y consecuencias extremadamente dañinas para nuestro pueblo azotado por casi un cuarto de siglo de neoliberalismo. En 2006 el pueblo y su abanderado ganaron la elección porque había hartazgo contra la forma de vida que llevábamos y que ha empeorado. En 2006 los poderosos y parasitarios intereses internos y externos impidieron la consumación del triunfo electoral del pueblo para preservar y ampliar sus ya de por si enormes márgenes de ganancia capitalista.
El movimiento nacional de resistencia no cedió de manera fácil su triunfo. Desarrollo toda una estrategia de lucha pacífica, popular y duradera para impedir la asunción del pelele de los poderosos. Fueron meses de lucha decidida, inteligente, creativa. Fueron las jornadas de las movilizaciones con decenas de miles, con cientos de miles y hasta de millones personas. Fueron las manifestaciones de protesta en todos los lugares del país, fue la vigilancia de miles de personas haciendo campamentos afuera de las 300 sedes distritales en las que se encontraban los más de 17 millones de pruebas del triunfo contundente de Andrés Manuel López Obrador, fueron las marchas y caravanas de todos los puntos de la nación hacía la capital de la república, fue el periodo del “voto por voto casilla por casilla” pues era convicción generalizada que de contarse uno a uno los votos la estadística reflejaría lo que la gente abiertamente sostenía, esa misma convicción la tenían en el poder, por ello no abrieron los paquetes. Fue el tiempo de la mayor muestra de organización y madurez del pueblo en los tiempos modernos. El campamento de reforma al zócalo deberá en poco tiempo ser reconocido como una de las gestas históricas más importantes del pueblo mexicano organizado en la defensa de sus derechos y en la defensa de la soberanía; por ello la ferocidad con la que desde las cúpulas económicas y políticas se le combatió a través de los rabiosos comentarios y “análisis” de las televisoras y de sus expertos, intelectuales y académicos pagados. El campamento significó poder popular, repudio a las instituciones, convergencia de culturas, experiencias, conocimientos políticos, arte, identidad, diversidad. Todo. Y sobre todo el campamento significó la resistencia al peor de los asedios: el de todos los medios de comunicación.
Los partidos políticos de la Coalición por el Bien de Todos contribuyeron (ahora vemos que no por mucha convicción sobre lo que se hacía, sino porque a sus intereses convenía, sobre todo en lo que se refiere a las corrientes del PRD) en alguna medida en esta lucha. Pero el movimiento se construyo una relación directa con el ganador de las elecciones sin la intermediación de los grupos y corrientes partidistas. Estos al fin conocedores de los flujos y reflujos de muchos movimientos en los que han participado y gracias a los cuales se han encumbrado, esperaron pacientemente, a que el movimiento tuviera su reflujo para poder negociar con el pelele que se imponía y vender a cambio de recursos y posiciones la legalidad (recordar el vergonzoso episodio de Ruth Zavaleta de Nueva Izquierda cediendo su lugar en la tribuna tomada a Manlio Fabio para garantizar la toma de posesión de Calderón) y la legitimidad que el gris personaje requería y que el movimiento jamás le otorgo.
Agotados los tiempos legales cuando el Tribunal Federal Electoral resolvió de manera absurda el triunfo de Calderón, el movimiento nacional de resistencia, congruente con su posición pacífica, se preparó para impedir la legitimidad al espurio. Las instituciones corruptas le dieron la legalidad. Pero la legitimidad jamás se la podíamos permitir. El movimiento comprendió que la elección había sido un capítulo, difícil, traumático, inolvidable, que lo marcaría para siempre, pero que la lucha habría de ser más prolongada y que el pelele solo era la fachada de un enorme edificio que se propuso derrumbar. El movimiento se preparo desde septiembre a noviembre de 2006 para extender la lucha no por unos meses sino hasta que lograra el cambio desde abajo y duradero.
Lo ocurrido en esos meses sentó las bases para largo tiempo.
Por ello ya frente al hecho de la asunción de Calderón se convocó al gran debate nacional de lo que debía de hacerse. No nos ceñimos a los límites que indicaran los esquemas partidistas. ¿Qué nos podrían haber propuesto en tan fundamentales momentos el PRD, el PT o Convergencia? Nada que no hubiese sido rebasado de inmediato por el movimiento. Seamos sensatos. El movimiento era y es mucho más inteligente y claro que cualquier partido. Las figuras de organización, los mecanismos de participación, la definición de los objetivos fueron mucho más profundas que lo que hubiese podido diseñar los partidos de la Coalición. Su virtud en ese momento fue plegarse a las decisiones del movimiento, aunque fuera de dientes para afuera en el caso de las corrientes del PRD. Fue lo mejor que pudieron hacer. Era el mínimo de congruencia que se les podía pedir.
Sin embargo ya desde el debate generado en la Convención Nacional Democrática sobre que papel debía jugar Andrés Manuel López Obrador, las corrientes partidistas intentaban empujar la idea de que debía convertirse algo así como el jefe de la oposición, algo así como un supradirigente de los tres partidos. Pretendían de esta manera llevarlo al terreno de la negociación política con un régimen que si bien, con la cimbra floja, pero al final de cuentas reconocido por quien ganó realmente las elecciones. Es decir jefe de una oposición que finalmente se opondría a Calderón, es decir un reconocimiento sin llamarlo así. Los más radícales de esta posición si acaso lo imaginaban construyendo un gabinete a la sombra como en algunos casos de países de Europa. Eso no ayudaría en nada desde luego.
Sin embargo la decisión que se tomó fue nombrar a Andrés Manuel López Obrador como Presidente Legítimo de México. O sea nada de andar reconociendo a Calderón ni de andar reciclando instituciones corruptas y caducas.
El 20 de noviembre de 2006 el movimiento tomó su decisión. No reconocería nunca a Calderón como presidente. Lucharía hasta el final (o sea no uno o dos años) por cambiar este país. El movimiento, que se puso por encima de todo, incluso de López Obrador, constituido en el pueblo elector a través de la CND, nombró a este como Presidente Legítimo de México, le mandató desarrollar un programa de lucha y le permitió nombrar un gabinete para ejecutar este programa. El programa consistía en varias líneas que respondían a 2 objetivos supremos defender la soberanía de la patria y defender al pueblo de México como estrategia para el cambio profundo que se requiere para hacer de nuestro país uno distinto. No fue asunto cupular como hubiesen querido las corrientes del PRD. Fue la decisión más que razonada de cientos de miles de personas que representaban a millones de todos los pueblos y municipios de todos lo estados de la república. Teníamos atrás una lucha ejemplar que se supo conducir en todo momento de manera responsable.
De manera paralela y para no quedarse al margen de esta enorme manifestación de organización, los partidos, que no López Obrador, decidieron conformarse en el Frente Amplio Progresista. Ellos por su voluntad (no tanto por su convicción hoy lo sabemos) definieron dar la lucha legislativa unidos y prometieron (revisen eso los desmemoriados) mantenerse unidos en los procesos electorales por venir. Era digno de aplaudir pero solo eso porque ya para entonces vimos la distancia que empezaron a tomar los dirigentes de las corrientes del PRD, sobre todo de ese grupo que juega desde hace más de diez años el papel de caballo de Troya en el partido que solía tomar posiciones de izquierda. Sostenemos que Nueva Izquierda ni siquiera tiene el propósito de tener espacios de poder en el PRD sino de hacer el mayor daño posible para hacer de este partido uno domesticado al servicio del estado burgués mexicano. No es ni será el único grupo infiltrado en organizaciones de lucha a lo largo de nuestra historia.
A que va todo esto.
Durante todo este tiempo el movimiento nacional de resistencia y el Presidente Legítimo no han hecho sino cumplir con los dos objetivos de la CND de 2006, defender al pueblo y defender a la patria. Además no ha cedido ni un momento en la lucha por la transformación. Andrés Manuel López Obrador ha cumplido a cabalidad con lo encargado. Para ello se le eligió. No se eligió para ponerse al frente de los pleitos del PRD, como algunos quisieran que lo hiciera. No se le eligió para solo andar en las campañas electorales. No se le eligió para ser un pelele de grupos y corrientes que con base en chantajes reclaman apoyos o pidan silencios para no enemistarse con Calderón. No se le eligió como presidente del PRD o del PT o de Convergencia. Da tristeza que por la falta de memoria muchos compañeros olviden que se le nombró Presidente Legítimo de México porque el ganó las elecciones con el apoyo del pueblo, y que entonces en los tiempos electorales lo quieran someter a capricho a que apoye a alguno de los tres partidos y a sus candidatos.
El Gobierno Legítimo de México es la forma de organización popular que el movimiento tuvo, no como salida frente al fraude, como algunos reducen, sino como la estrategia de mediano y largo plazo que diera sentido al profundo sentimiento de cambio que se expreso a través del voto en julio de 2006. El Gobierno Legítimo de México tiene como todo fenómeno histórico y social sus explicaciones en experiencias previas, pero también representa una forma inédita de organización.
Nuestro pueblo ha sido pródigo en buscar siempre modos para expresar su rebelión a los sometimientos institucionales.
Los zapatistas ante la falta de respuesta de las instituciones constituyeron los municipios autónomos.
Los compañeros de Oaxaca ante la falta de reconocimiento a sus necesidades por parte de las instituciones nombraron la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO).
Es decir, nadie puede cuestionar a esos y a tantos otros movimientos que ante la imposibilidad de recibir respuesta y respeto por parte de las instituciones manden al diablo a estas y de manera pacífica busquen caminos que permitan arribar a cambios necesarios.
Sin embargo el movimiento nacional de resistencia tenía y tiene la fortaleza suficiente para sostener una estructura nacional como lo es el Gobierno Legítimo de México. Por que entonces pedirle que se reduzca a encabezar campañas políticas.
Nosotros, un movimiento nacional de millones de ciudadanos dispuestos a luchar, decidimos construir el Gobierno Legítimo de México. Eso debiera quedar muy claro hacia adentro y hacia fuera. Pues no es nuestra estrategia involucrarnos tontamente en las trampas que desde el poder se tienden para que en ellas estemos.
La elección de 2009 más que sus aspectos formales de obligaciones constitucionales era un anzuelo en el que querían que midiéramos fuerzas como si nosotros no tuviésemos capacidad de elegir a que batallas vamos y a cuales no.
Desgastar al movimiento en todas las elecciones municipales, estatales e incluso las federales pasadas hubiese sido un error. En cambio el movimiento actuó como siempre con su inteligencia y con la que aporta nuestro dirigente.
Es necesario tener memoria de un pasado ni siquiera tan lejano.
Es triste el espectáculo en que nos tienen las corrientes de los partidos. Sobre todo las del PRD. Como si Andrés Manuel López Obrador fuera el responsable de la debacle electoral de ese partido.
Si en 2006 se eligió a un Presidente Legítimo no a un dirigente de partido, porque ahora se le quiere responsabilizar de los resultados electorales. López Obrador no fue quien marco la estrategia electoral del PRD. Que se hagan responsables sus dirigentes impuestos.
Si todos acordamos por ningún motivo reconocer a Calderón como presidente, y en ese acuerdo participaron diputados, senadores, dirigentes de los tres partidos; ¿en qué momento todos los del PRD decidieron reconocer al espurio como presidente de México para que ahora acusen a López Obrador que por su posición radical de no reconocimiento a Calderón afectó los resultados electorales? ¿Cuándo lo hicieron, que el movimiento con el que compartieron la decisión de no reconocimiento, no se enteró?
En todos los momentos previos a la definición de las candidaturas y en todos los procesos electorales locales Andrés Manuel López Obrador pidió a los tres partidos ir juntos en las elecciones. Sino lo hicieron porque responsabilizan al Presidente Legítimo de sus fracasos.
Si los tres partidos no se pusieron de acuerdo en las candidaturas porque responsabilizar a AMLO de esas candidaturas y porque impedirle que apoyara a quien el decidiera.
No se debe olvidar que por iniciativa de corrientes como ADN-MOVIDIG y de los infiltrados del poder (llamados Nueva Izquierda) el PRD en uno de sus consejos nacionales decidió no ir con Convergencia y PT. Y prefirió dejar abierta la posibilidad de ir con PAN y PRI. ¿Que no en las elecciones pasadas hubo municipios y candidaturas de gobierno estatales donde el PRD se sumo al PRI o al PAN? ¿Que no Nueva Izquierda insistió en la coalición con el PSD, partido que perdió su registro por no llegar ni al 2 % y que se caracteriza por sus prácticas porriles?
Si PT y Convergencia no han traicionado a AMLO, si lo han apoyado, porque el debía de dejarlos solos.
Porque acusar a AMLO de imponer al movimiento el apoyo hacia determinados candidatos, cuando en todo momento previó al proceso electoral a cada pregunta al respecto decía que cada quien tomará su decisión de a quien apoyar. A los propios Comités Municipales del Gobierno Legítimo les sugirió que cada uno evaluará sobre que candidatos o partidos eran los más congruentes con el pueblo para que por el hicieran el llamado a votar. La única consigna para todos fue NI UN VOTO AL PRI, NI UN VOTO AL PAN.
Por que le cargan desde el PRD la responsabilidad, diciendo que por sus inclinaciones hacia el PT o Convergencia despojo de votos al PRD, cuando por otro lado no le reconocen más que ser un miembro más en el partido y que no tiene capacidad de definir nada. Quien los entiende ¿O tiene peso o no lo tiene?
Si AMLO no fue candidato porque caer en el juego de la derecha de señalar que el perdió.

2. EN LA DERECHA

EL PRI
Desde luego que no se trata de reconocer el triunfo del PRI como uno limpio y resultado de las convicciones de la gente en ese partido. Pero ¿realmente alguien piensa que el PRI, el PAN, las corrientes del PRD alguna vez actuaran de manera honesta, de manera respetuosa con el pueblo elector?. Quien así lo crea seguramente no tiene los pies puestos en este planeta. Ninguno de ellos actuará jamás distintos a como lo hacen. La gente en 2006 votó mayoritariamente por un proyecto distinto. El PRI, el PAN y los grupos del PRD no actuaron distinto a como actuaron en esta elección, ni a como actuaron en 2003, ni como actuaron en 2000. O sea el problema no es si los partidos son distintos o han cambiado. La gente votó el 5 de julio por el PRI porque crea que haya cambiado. La gente sabe que el PRI es el mismo de siempre. Ese partido que es corrupto, que compra votos, que amenaza, que hace chantaje, que pacta con la mafia, que es una mafia, que hace uso de los recursos públicos. La gente no lo ignora. No estamos hablando de los habitantes de los años 50 o 60. Estamos hablando de un momento histórico distinto. O sea no significa que la gente voto estrictamente por manipulación.
Pero ¿por que otro partido podía votar? La gente votó de nueva cuenta harta de las políticas aplicadas por un partido que hecho gobierno en los últimos 9 años no ha hecho sino llevar a terrenos insoportables la pobreza. Voto contra un partido que con su espuria administración lleva 11 mil muertos no por narcotráfico, no por delincuencia, no por enferma voluntad de dedicarse al crimen de los muertos. Son los muertos del fracaso gubernamental de un partido que es fiel a sus principios fundacionales el racismo y el fanatismo religioso y que lo que menos le importa es el pueblo. La gente al votar seguro que pensó en los más de 700 mil empleos perdidos en los últimos ocho meses, en los 400 mil familiares y paisanos que tienen que cruzar la frontera cada vez más difícil de cruzar, en los incrementos de más de 100% de los alimentos, pero sobre todo en esa demencial guerra que prácticamente se vive en más de veinte estados de la república pero que es insoportable para todo el país.
La gente votó por cambiar aunque sea un poco esta asfixia que no lo deja ni respirar. Desde luego que no es el PRI la mejor salida, pero ¿cual otra salida tenía? No iba a echar a perder su voto por una izquierda que no le da un mínimo de seguridad de tener capacidad para derrotar al PAN. O sea, aunque nos caiga muy mal esto, la gente votó con gran prudencia. En donde consideró que el PRD le daba garantías de derrotar al PAN votó por el PRD (Baja California Sur, Distrito Federal, Michoacán y Zacatecas, y algunos pocos distritos donde el PRD ha tenido más fuerza que los otros partidos en varios momentos), pero donde la gente consideró que el PRI garantizaba detener al PAN ahí votó por el PRI (el PRI a pesar de todo no ha dejado de gobernar casi 20 estados al mismo tiempo en estos tiempos de mayor competencia electoral). ¿Que podría reclamársele a los ciudadanos al no votar por los partidos de izquierda? A nuestro parecer nada. No sería ético medir con doble rasero a la población. Considerarla inteligente cuando vota por quienes nosotros proponemos y manipulada cuando lo hace por otros. En 2006 la gente tuvo confianza y seguridad en que el cambio (ese cambio que normalmente el pueblo busca) se lo daban no el PRD, no el PT, no Convergencia, sino el Proyecto Alternativo de Nación y su candidato Andrés Manuel López Obrador.
¿Cómo reclamar desde la izquierda electoral a la gente que se ilusione con las despensas, las bicicletas, el votó pagado, los estúpidos programas de televisión pagados por Peña Nieto, Manlio Fabio, Beatriz Paredes, Mario Marín y toda la mafia política que a ellos acompaña?
¿Con qué autoridad cuando la izquierda electoral se vende por cargos y candidaturas, traiciona los principios que por siglos el pueblo ha preservado hasta con la vida de sus habitantes, traiciona de manera tan vil a quienes se mantienen firmes en los propósitos libertarios, se mete en los negocios sucios con tal de obtener un cargo del cual después hace un negocio, y cae concientemente en la trampa del estrellato televisivo por sus afanes protagónicos muy personales?. ¿Con qué cara un candidato perdedor del PRD puede llamar la atención de un elector que haya recibido una bicicleta de Peña Nieto y votado por el PRI, cuando ese mismo candidato en la elección interna le dio una despensa obtenida con recursos públicos a un militante de su partido para ganarle a otro de sus compañeros?. Perdón, que irracional es eso, no le reclamemos al pueblo su decisión cuando nada hace distintos a los ganadores y a los perdedores. Para el pueblo no hay posiciones, todos son iguales. El pueblo no es el culpable de que la ideología se haya esfumado atrás de los millones de pesos de prerrogativas legales y las comisiones ilegales que los dirigentes de la izquierda reciben para mantener al país como está.
El triunfo del PRI no es un verdadero triunfo de ese partido. Es la derrota del PAN y del PRD. No de los partidos pequeños de la izquierda, porque el esquema trazado desde la reforma electoral de 2007 aprobada por el PRI, el PAN y el PRD era desde luego la desaparición del PT y Convergencia para dejar sin instrumentos electorales al movimiento nacional de resistencia y a Andrés Manuel López Obrador.
Tampoco es asunto menor. El PRI es el único partido que ha conseguido tener una estructura territorial en casi todo el país. Sus comités seccionales no están del todo desmantelados a pesar de los casi diez años del PAN en el gobierno federal por varias razones. Una de ellas es que nunca los panistas lograron establecer alguna estructura paralela a las estructuras que la mayor parte de los gobiernos estatales priístas mantienen muy bien aceitadas con sus programas locales de gobierno. Otra es que aún en los estados gobernados por el PAN, y resultado de su irrenunciable renuencia a ligarse con la gente, los panistas han tenido que hacer uso de las estructuras príistas para el manejo de sus programas territoriales de gobierno. O sea gobierna el PAN pero las listas de los programas sociales las tienen los priístas. Eso es básico en las estrategias electorales de ese partido.
Hay una diferencia muy importante de cara, no a lo que paso, cuyos resultados no podrían sorprendernos si vemos las cosas en periodos más amplios que solo los dos meses de campaña, sino a lo que se advierte como una nueva gran batalla en la confrontación de los dos proyectos. El PRI, como títere de los poderosos (igual que el PAN, igual que Nueva Izquierda, igual que el PANAL, que el PVEM) cuenta en este momento con la manos manipuladoras de las poderosas empresas de este país cuya parte más visible son las empresas televisoras. Estamos, como lo dicen Aristegui y Villamil, pasando de los dedazos presidenciales a los dedazos televisivos. Si antes el PRI convocaba a sus sectores obrero, campesino y popular para anunciar lo que el presidente en turno ya había decidido en cuanto a quien sería su sucesor, hoy el dedazo empresarial esta siendo anunciado en los programas ventaneando, muévete, hoy, de poca, y toda la bola de programas bobos que en shows aún más estúpidos nos traen la buena nueva de que otro pelele está por nacer: Peña Nieto.
El impulso hacia el PRI desde le poder tiene que ver con un viejo proyecto que se ha intentado poner en práctica desde que sus intereses se pusieron en riesgo en 1988 cuando el `pueblo irrumpió en la escena electoral durante tantos años controlada por ese partido. Debían de modificar el sistema político pero sin perder el control. Desde muy arriba se planeo un sistema bipartidista que les permitiera reciclarse sin dejar de ganar. Unas veces ganaría el PRI, otras el PAN, pero los de arriba siempre ganarían. En ese diseño no jugaba ningún partido de izquierda. La realidad les ha impedido consolidar ese formato de democracia. La fuerza con la que atacó la izquierda armada y los riesgos que esto entrañaba para ellos (siempre pensando en su ganancia) los obligaron a dar cabida al PRD, pero intentando neutralizarlo. Hoy pretenden artificialmente con el resultado electoral construir la percepción que solo hay dos partidos fuertes. Que no existe otra fuerza capaz de disputar el poder por la vía electoral. Revive el sueño de Salinas. A veces por el PRI, a veces por el PAN. Para beneplácito de ellos han logrado casi totalmente domesticar al PRD gracias a la labor de sus infiltrados de Nueva Izquierda que por años permanecieron al acecho. Esa es la tarea que el estado burgués mexicano les asigno desde hace tanto tiempo, por fin lo consiguieron.
Ahora el PRI se dispone a atacar por arriba y por abajo.
Y aunque el pueblo los conoce y los tiene identificados la apuesta desde el poder será sin embargo por la desmemoria.

EL PAN
El PAN derrotado se hace aún más peligroso. No es lo mismo la derecha fanática sin poder que esta ultraderecha con el control, parcial, pero al fin de cuentas control, de las instituciones, de la administración y de un elemento sumamente peligroso como lo es el ejército.
El último tramo del desgobierno de Calderón será profundamente doloroso para nuestro pueblo. Nadie lo esperaba, pero ni siquiera por un mínimo de instinto de sobrevivencia hay algún viso en el poder por matizar aunque sea un poco el tenebroso modelo que empobrece a millones y enriquece a decenas.
¿Cómo se le llama a un régimen de gobierno que esta instalado no como árbitro entre los sectores sociales; que privilegia la ganancia de los ricos sobre el bienestar de los pobres; que recorta al extremo las partidas presupuestales destinadas a la educación, salud, alimentación, recreación, vivienda, trabajo; que reprime cualquier protesta criminalizándola; que atiende la agenda de la jerarquía eclesiástica por encima de la historia de un país laico; que promueve entre los gobernados valores de religión y fanatismo; que combate lo científico y racional; que no siente respeto por la vida de la gente y que incluso directamente por su función al frente de las fuerzas armadas es responsable de cientos de muertes de gente inocente por su demencial política anticriminal y que no investiga otras miles bajo el principio violatorio de las mínimas reglas de los derechos humanos diciendo que eran delincuentes (jóvenes pobres la inmensa mayoría de ellos); que utiliza al ejército de manera inconstitucional y a la policía para, aparentemente, combatir a los delincuentes pero que lo que de manera velada hace es sembrar el terror en la población con un claro propósito de contención de protesta sociales futuras y demasiado lógicas ante la presión que ejerce entre la gente este modelo de organización de la economía y la sociedad; que se basa para tener mínimos consensos en una estrategia de mentira tras mentira a través de los medios de comunicación, primordialmente la televisión, para hacer creer que ocurre lo que no ocurre y que es reforzado por mentirosos a sueldo entre académicos, intelectuales, analistas, jerarcas religiosos, y ya de plano, vulgares conductores de los peores programas de la televisión matainteligencia?
El PAN inauguró un periodo prefascista en México. Y no variara su forma de gobernar porque esos son sus valores y esos son sus principios. Racismo, fanatismo, hipocresía, represión, machismo, religión, asesinato, violencia reaccionaria, privatización de los bienes públicos, robo. No harán otra cosa. En los hechos, con la elección del 5 de julio su ciclo en el poder parece concluido. Dejarán el poder no porque democráticos sean sino porque han dejado de ser útiles, por el momento, para los intereses de los verdaderamente poderosos. Pero sobre todo dejarán el poder porque el pueblo desde 2006 no le ha concedido a ese partido un milímetro de legitimidad. Los poderosos querrán que nos conformemos con que nos arrojen la cabeza del PAN para destazarla, el pueblo no deberá caer en la trampa. De lo que se trata no es que no den gato por liebre. No debemos aceptar ni PAN, ni PRI. Lo que seguiremos persiguiendo es el cambio. Aún así, si llegado el momento por cosas que pudieran ocurrir, el PRI no cumpliera con las condiciones que los del poder ponen para ocupar la presidencia de la república, el PAN seguirá siendo la otra carta a jugar.

3. LOS CAMINOS DEL MOVIMIENTO
Estamos por la vía electoral, pero no somos un partido político. El movimiento debe tener la capacidad y la inteligencia para saber cuando va a las elecciones y con que profundidad las aborda. No es que todas las elecciones que se nos atraviesen por el camino se conviertan una bandera en la que tengamos que dar hasta la vida. No es que a todo candidato o candidata solo por autollamarse de izquierda debamos apoyar con todas nuestras fuerzas.
No significa tampoco que debamos rechazar la participación en las elecciones solo porque no hay candidatos o elecciones poco importantes. Sino que debemos saber aquilatar las verdaderas posibilidades de cada elección, la fuerza que en realidad tenemos, los ánimos que tiene el pueblo para entrar en ellas.
El pueblo no siempre ve en los procesos electorales posibilidades de transformación.
Pero el pueblo busca siempre otras formas de presionar para que eso ocurra.
Hay veces que son luchas cívicas, otras son luchas gremiales, otras sectoriales. Otras incluso armadas. Eso es decisión del pueblo. Pero siempre están en confrontación los proyectos; nuestro Proyecto Alternativo de Nación ha tenido tantas formas de lucha y ha avanzado de tantas formas. Solo por recordar de las época moderna.
El 68 fue un movimiento que cambió profundamente a nuestro país. No fue electoral.
El 88 fue la irrupción del pueblo harto del PRI. El PRI quedó marcado y al poco tiempo dejó de ser hegemónico. Cosa que no se podía nadie imaginar antes de esa elección. La participación electoral del pueblo fue justo la decapitación del PRI como único partido electoral.
El 94 a pesar de se año electoral será recordado por otros acontecimientos. De los rincones de la selva apareció una expresión que trascendió los ámbitos nacionales y dio bocanadas de aire fresco a las utopías y sueños libertarios que habían sido noqueados por el triunfo de la globalización neoliberal. El pueblo de México se reflejo en el movimiento indígena del 94 e impidió el cumplimiento del delirio salinista.
De 2003 a 2006 se termino de construir un liderazgo y un movimiento que dieron batallas festivas, pacíficas y ejemplares para establecer que el pueblo estaba cansado del sistema neoliberal. El movimiento pudo más que todas las instituciones poderosas y corruptas y que los poderes formales e informales e impidió el sabotaje al gobierno del distrito federal, detuvo las intenciones del desafuero de no permitir la candidatura de López Obrador a la Presidencia de la República pero no le alcanzó para impedir el fraude electoral.
Sin embargo este movimiento, nuestro movimiento, desde 2006 y hasta ahora, no se ha rendido, no se ha cansado, pero sobre todo ha sentado las bases con las que dará la próxima contienda electoral.
Pero este movimiento no se ha enmarcado en lo electoral. A riesgo de parecer disco rayado, pero hay que remarcarlo. Este movimiento sin querer abarcarlo todo, estudia los terrenos en los que pelea, selecciona los temas que tienen significado profundo. Defiende el petróleo, defiende los derechos humanos, defiende la economía de la gente.
Este movimiento tiene una gran virtud. Se esta estructurando territorialmente, para poder pelear palmo a palmo el país. Lo hace con ciudadanos convencidos de su proyecto. Con gente que acepta las condiciones de luchar por el pueblo y luchar por la patria. Que no anda buscando cargos o candidaturas en ningún nivel. Que no se meta a los conflictos de los partidos políticos y de sus corrientes. Que no se maree y que piense que es la gente más indicada –por qué se crea la más comprometida- para ser diputado, presidente, regidor, etc. Hay gente del movimiento que desde luego puede participar en otros espacios de representación y de lucha, pero las estructuras territoriales del gobierno legítimo no pueden andar en esas lides. Si estas estructuras territoriales consiguen entender verdaderamente la importancia de estas condiciones estaremos evitando que se eche a perder como le ocurrió al PRD.
Este movimiento tiene una base enorme, envidiable, esta en más de 2000 municipios del país de manera formal pero tiene militantes en todos, en todos.
Este movimiento tiene la capacidad de estructurarse rápidamente en brigadas que de manera voluntaria hacen labores imprescindibles de comunicación y difusión con la población como en el caso de la defensa del petróleo o en la elección de Iztapalapa.
Este movimiento no es manipulable. Entiende muy bien cuando una causa es justa y peleable. Distingue a los buenos candidatos de los oportunistas (lección que aprendió en el mismo 2006), no se trata solo de ganar o perder elecciones, pues el movimiento apoyó ahora a muchos buenos compañeros y compañeras que no pudieron triunfar, pero el movimiento no respaldo indiscriminadamente a cualquiera. Sabe tomarle el pulso al pueblo, porque esta ahí en el pueblo. No gasta sus fuerzas de manera innecesaria.
En Iztapalapa tuvo la fuerza para que en tres semanas pusiera a un partido que arrojaba 2% en las encuestas a más de 30% en los resultados finales. ¿Cómo le hizo? Puso en práctica en muy poco tiempo todos elementos aprendidos.
Ante una injusticia se convocó al movimiento a asamblea.
Se explicó la injusticia por la imposición del TRIFE de una candidata que no ganó la interna del PRD.
Se valoró que los caminos formales estaban cerrados.
Andrés Manuel López Obrador propuso ante casi 8 mil asistentes una ruta arriesgada pero que no tenía otra alternativa. La ruta dependía del trabajo de miles.
La asamblea, siempre la soberana en el movimiento, aceptó el compromiso.
Se formaron decenas de brigadas voluntarias.
Se visitaron las 500mil viviendas de Iztapalapa con una carta del lic. Obrador.
Se visitaron a los 100 mil credencializados del Gobierno Legítimo con otra carta del Presidente Legítimo.
Andrés Manuel hizo más de 30 asambleas en colonias clave de los 8 distritos locales. Miles acudieron a ellas.
Ni un medio de comunicación hizo alguna valoración favorable. Todos los comentarios de los medios fueron negativos. Todos.
Se cubrieron las 1500 casillas.
Se ganó.
¿Por qué?
¿Por los partidos?
¿Por una correcta estrategia de medios de comunicación?
¿Por qué López Obrador nos da órdenes?
¿Por qué junto a las cartas iban despensas, dinero, planchas, licuadoras, cheques, monederos electrónicos para alguna tienda comercial?
No.
Se ganó porque ante una causa justa el movimiento se convence y se organiza.
Porque se toman decisiones colectivas. La asamblea del movimiento atentamente valoró la propuesta. Pero una vez tomada la decisión todos nos comprometimos a trabajar.
Porque la estructura de Clara Brugada aceptó trabajar sin sentirse desplazados, sino en coordinación con el movimiento. Hubo coordinación entre la estructura partidista con el gran movimiento.
Porque no hubo descanso en el trabajo casa por casa. La campaña de contacto directo con propuesta clara es capaz de contrarrestar las estrategias de los adversarios.
Pero sobre todo se ganó porque el pueblo de Iztapalapa vio la honestidad de los planteamientos y aunque los medios se empeñaban en manipular los hechos, la gente, inteligente al fin, no se dejó engañar.
El partido político que facilitó el logotipo para votar fue un elemento más. Cuando el movimiento es fuerte los partidos se tienen que plegar a este si es que son congruentes en sus planteamientos de izquierda.
A algunos compañeros les parece que se exagera lo ocurrido en Iztapalapa. Creen que el ejemplo no vale.
No tiene que ver el ejemplo de la experiencia con las dimensiones o con las condiciones particulares de esa delegación.
No lo ponemos por los casi 2 millones de habitantes que hay ahí. Ni que más de 150 de sus 186 unidades territoriales sean de alta y muy alta marginalidad y solo menos de diez de muy baja marginalidad. Ni que ahí existan 7 distritos federales y 8 distritos locales.
Lo importante de Iztapalapa es que hay que confiar en que la gente.
En que la gente frente a las cosas justas se organiza y no hay medios, por poderosos que sean, que la hagan desistir de participar.
Que cuando el liderazgo es honesto la gente no duda en seguirlo.
Que la asamblea del movimiento debe seguir tomando decisiones.
Que las brigadas voluntarias y los afiliados al gobierno legítimo aportan lo más importante al disponerse al trabajo domiciliario.
Que la estrategia del movimiento no gira en relación a los partidos políticos sino estos en relación a él.
O sea que en Iztapalapa se puso en práctica lo que el movimiento y el gobierno legítimo han venido estructurando en todos estos meses y años.

4. EL MCM EN LA COYUTURA
Las reflexiones actuales que compañeros del MCM o cercanos a nosotros han hecho reflejan los aprendizajes que tenidos en este intenso periodo, desde la influenza hasta la militarización de Michoacán. Las elecciones que quedaron a la mitad de estos dos grandes hechos solo pospusieron la declaración del reconocimiento de la crisis económica que ocultaron para no hacer más estrepitosa su derrota electoral.
Sin embargo ya se apresta el gober-chatarra Peña Nieto (como toda la chatarra que anuncia la televisión) para tomar la estafeta y darle oxígeno a este sistema neoliberal insoportable.
Doble trabajo para los mexiquenses. Triple trabajo para los colectivos, pequeños, mediano o grandes que nos movemos en el estado de México y en el área conurbana de la ciudad de México.
14 millones de habitantes, más de 9 millones electores. 125 municipios, 40 distritos federales. No lo olvidemos.
Claro esta que las corrientes del PRD en el estado no asumirán su responsabilidad en la derrota. Perdieron todo. Ni MOVIDIG-ADN, ni los GAPS, ni Nueva Izquierda, ni Foro Nuevo Sol, a ninguno le respeto sus espacios Peña Nieto.
Pensaron que marcando distancia del movimiento y del Gobierno Legítimo lea traería ganancias con el sobrino de Montiel y párvulo del delincuencial grupo Atlacomulco. Pensaron que aprobando todo en las mesas políticas y en el Congreso Local a Peña Nieto, este les iba a respetar sus pactos de mafiosos. No tocarlos en sus territorios.
¿Qué dirán ahora Ricardo Bastida o Luis Sánchez expresidente y presidente actual del PRD en el sentido que en 2006 los 2 millones 400 mil votos obtenidos por AMLO fueron por el PRD y por su natural proceso ascendente y no por la candidatura del propio López Obrador? Por dios, había compañeros del PRD de base que lo creían.
¿Qué triste espectáculo el del PRD en estos momentos que lanza insultos y descalificaciones culpando a Andrés Manuel de sus resultados.
Quedaron como tontos. Mientras ellos repartían despensas e imponían candidaturas reservándose “estatutariamente” todos los espacios Peña Nieto y la mafia del PRI se daba el lujo gastándose el dinero público, que los diputados perredistas le aprobaron en el congreso, para comprar el voto y salir de bonito en la televisión promoviendo al PRI. Mientras el PRD se dedicaba a “combatir a los poderosos enemigos traidores que se fueron a Convergencia” en Nezahualcoyotl, Ecatepec, Tultitlan, Texcoco, Valle de Chalco, Chalco, La Paz, Amecameca, el PRI avanzaba irremediablemente sin mayor problema pues los corrompidos dirigentes y exdirigentes perredistas (¿cual diferencia hay entre Emilio Ulloa que se fue a Convergencia y los Bautista que se quedaron en el PRD? ninguna) soñaban que el pueblo los seguiría favoreciendo porque ya habían repartido miles de despensas.
Ahí está la realidad del PRD. La sabíamos desde antes. No nos sorprende. Lo grave es que por su irresponsabilidad se dejo de ser fuerza electoral de izquierda que en 2006 nos colocó en el primer lugar con la candidatura de AMLO.
Lo grave es que dejan en manos de las mafias priistas a millones de habitantes pobres del oriente del estado que confiaron en ellos.
Habrá seguramente gente que todavía piense en ir a rescatar al PRD.
Nosotros, los de los colectivos ciudadanos, tenemos que plantearnos una serie de pasos que permitan recuperar a muchos compañeros que se sintieron con la fuerza de contender en las elecciones internas y constitucionales para poder llevar a buen puerto los objetivos del movimiento. Y reconvocar a otros que estaban concientes del tamaño de la empresa y contendieron con dignos resultados.
Tenemos que reforzarnos en nuestra capacidad de reflexión y de análisis. Pero sobre todo en nuestras posibilidades de trabajo directo con la gente.
No necesitamos reunirnos a cada rato para hacer poco, sino en reunirnos poco para tener tiempo de hacer más.
Unos participarán en el PRD, otros en asociaciones, otros en sus gremios, otros como representantes de su colonia, otros con sus compañeros de escuela o de trabajo, otros solo en su familia, otros en los comités del Gobierno Legítimo. No necesitamos todos estar en la misma cosa. Lo que necesitamos es tener un piso común para que donde estemos tengamos un objetivo: el triunfo del movimiento, el triunfo en 2012 de López Obrador.
No debe ganarnos algún sentimiento derrotista. Esta derrota electoral no es la nuestra. Las corrientes del PRD son las que perdieron. El pueblo agarró al PRI como tablita de salvación momentánea pero el PRI no es su continente.
No debemos considerar como imposible la tarea. Recordemos todos el escenario de 2004 o 2005. En el estado de México estábamos igual o peor que ahora y sin embargo remontamos las adversidades.
Lo importante es no perder el horizonte. Y sobre todo no cansarse. A eso nos comprometimos en 2006. A no ceder nunca, a luchar por nuestra patria, por nuestro pueblo y por nosotros.

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