sábado, 26 de abril de 2008

El derecho a oponerse al gobierno

Son tres las vertientes del derecho a oponerse al poder injusto y opresivo: la objeción de conciencia, la desobediencia civil y la resistencia civil al poder. En situaciones similares las tres vías se practican y se mezclan, y a ello contribuye que en ocasiones se emplean las mismas tácticas o formas de acción. La base común de las tres formas de disidencia es un principio moral: el deber de rechazar activamente a la injusticia, la mutilación o incluso supresión de la libertad junto con todos los derechos colectivos.
La objeción de conciencia es un acto individual por el que se defienden las convicciones propias evadiendo los actos de autoridad, sin pretender cambiar un sistema injusto. La desobediencia civil es una acción colectiva que persigue corregir una situación de injusticia, cambiar parcialmente una política o una ley injustas. La resistencia civil se propone cambiar todo un régimen autoritario por otro democrático, redistribuir el poder monopolizado por minorías y someter pacíficamente el poder político a la voluntad popular
La situación histórica concreta dicta el grado de oposición a la injusticia, que puede ir desde una acción individual a una movilización de masas, de un acto simbólico hasta el derribamiento de una dictadura. De acuerdo con los objetivos a alcanzar se ha de decidir sobre cuáles medios son los adecuados para lograrlo. Los medios para conseguir los fines representan un problema, porque tiene que corresponder la legitimidad de los fines con la nobleza de los medios que deben ajustarse a los principios morales que guían el rechazo a la injusticia.

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