sábado, 12 de abril de 2008

Las coronelas en su primera acción

Dos mundos sin contacto posible. En la radio, los lectores de noticias, escandalizados, iracundos, coléricos, censuraban la movilización de las adelitas y se “avergonzaban” del comportamiento de los legisladores del Frente Amplio Progresista (FAP) quienes, en ambas cámaras del Congreso, se habían apoderado de la tribuna. En el otro extremo, en el universo de la resistencia contra la privatización petrolera, la bulla y el alboroto combativo estallaban en señal de lucha: “Pemex no se vende, Pemex se defiende”.
Y en la calle, dos momentos rutilantes: el arribo de mujeres minutos antes de la una de la tarde para instalarse en las calles que rodean el Senado (Tacuba, Donceles y Bolívar, entre otras) y a las 20:10 horas, cuando se hizo el relevo.
Los coros y las consignas de unas y otras se mezclaron, se hicieron uno solo, aunque ellas, las agrupadas en Enaguas Profundas, recibieron a sus compañeros con una cantaleta maliciosa: “Ya vienen llegando, los hijos de la brigada”.

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