jueves, 20 de noviembre de 2008

Discurso de Alejandro Encinas anunciando su rechazo la secretaría general del PRD


Muchas gracias, muy buenas tardes tengan todas y todos ustedes. En primer lugar quiero agradecer la presencia de los medios de comunicación la atención que han tenido a esta convocatoria, donde vamos a fijar nuestra posición respecto a la situación política que vive el Partido de la Revolución Democrática y desde nuestro punto de vista que hacer frente a las circunstancias actuales.

Como lo señale en días anteriores, hemos realizado una consulta muy amplia, con todos los militantes hombres y mujeres que desde el PRD e incluso desde fuera del PRD, no solamente el movimiento nacional en defensa del petróleo sino en muchos sectores de la sociedad nos han dado su opinión y su punto de vista. Por supuesto en primer lugar consultamos a nuestros compañeros de Izquierda Unida a quienes quiero refrendar siempre mi aprecio y mí reconocimiento por el apoyo que nos han brindado a lo largo de todo este proceso.

Pero también, escuchamos a mucha gente que afuera a través de mensajes telefonitos, de correos electrónicos, personalmente en reuniones privadas, en la calle nos ha dado su punto de vista en donde evidentemente, en todos hay una preocupación entorno a la situación del futuro de la izquierda y entorno al futuro del proyecto político por el que hemos luchado durante muchos años.

Yo por eso quisiera permitirme dar lectura a un documento que he preparado el día de hoy, muy breve pero que sintetiza en mucho lo que han sido nuestra experiencia, no solamente en el proceso electoral interno del partido y de su desenlace, sino la visión de partido, de proyecto que queremos para izquierda en nuestro país.

A lo largo de la campaña por la presidencia del Partido de la Revolución Democrática, sostuve que nuestro partido debe de ratificarse como un partido de izquierda democrática, cuyo objetivo fundamental es la transformación profunda de nuestra sociedad, del sistema político y de la situación económica imperante.

Sostuve que nuestro partido debe de seguir siendo un partido con independencia y autonomía del poder público y de los poderes fácticos, teniendo como prioridades el combate a la exclusión y a la desigualdad social, la democratización de la vida política del país y la construcción de un modelo de desarrollo alternativo a las políticas de la derecha.

Señalé que para ello el Partido de la Revolución Democrática debía capitalizar la fuerza que representa su posicionamiento electoral y los gobiernos que encabeza y asumirse como un partido con vocación de poder, capaz de consolidar la mayoría que conduzca los destinos del país, lo que exige sin lugar a dudas una profunda renovación y el fortalecimiento de su vida interna, por lo que indispensable desmantelar los mecanismos que han permitido el surgimiento de grupos de interés que más allá de lo que originalmente se concibió como corrientes de opinión han traído consigo practicas clientelares, así como la injerencia de grupos económicos y gobiernos ajenos al partido, lo que ha significado la perdida de valores democráticos en el partido.

Insistí que deben fortalecerse los mecanismos a través de los cuales sus miembros participen en la vida interna, erradicar la militancia corporativa para dar lugar a militancia partidaria, contar con elecciones limpias, de dirigentes y candidatos, garantizar la afiliación individual y no médiate los grupos. Eliminar la practicas que desplazan las tomas de decisiones fuera del ámbito institucional y conculca los derechos de los militantes.

En materia de Políticas y Alianza propuse que el PRD debe de asumirse como un instrumento para la lucha política y como un medio al servicio de las transformaciones sociales y por tato debía abrirse el conjunto de la sociedad. Que las alianzas son un medio legítimo para generar consensos y posiciones políticas, con distintas organizaciones e individuos y que estas alianzas deben fundarse en coincidencias políticas y en programas comunes que permitan acuerdos duraderos y avances democráticos.

Que poco o nada sirven las alianzas que ven al partido como una franquicia, con organizaciones, o con personajes que dañan la imagen del partido, con quienes no existe más coincidencia más que la circunstancia y que las alianzas deben de fortalecer las causas por las que luchamos.

En suma propuse que se requiere un partido, que recupere los principios que le dieron origen y se aleje del pragmatismo que rige su práctica política. Que sea un claro contrapeso a la derecha y un contrapunto a la lógica de acumulación y exclusión del actual sistema.

Un partido con valores, con ética, con práctica democrática, con tolerancia y respeto a la pluralidad que se exprese en sus filas, con iniciativa en las acciones que promueven la equidad social y la equidad de género. El reconocimiento de la diversidad, el respeto a la naturaleza y que cuente con una política de alianzas al servicio de la sociedad y no de la burocracia partidaria.

Sin embargo, el proceso electoral que vivimos para renovar nuestros órganos de dirección, lejos de avanzar en esa dirección nos condujo a una de las mayores crisis que hayamos enfrentado, en las elecciones internas, prevalecieron prácticas heredadas del viejo sistema que antes combatíamos, el clientelismo, el corporativismo, acuerdos pocos claros con las distintas formas de poder e incluso el fraude en casa, que se pretende justificar con la premisa "de que el fin justifica los medios", lo que ha dejado a un lado los principios y ha roto las normas mínimas de respeto y de convivencia interna.

A ello se suma la inadmisible intervención del Tribunal Federal Electoral en la vida interna de nuestro partido, que al revocar la nulidad de la elección interna, vulnera nuestra independencia y nuestra autonomía política y sienta un grave precedente en la vida política del país. Se trata de una decisión de carácter político, que se estuvo administrando hasta la resolución de la Reforma Energética. Lo que da cuenta de la naturaleza de las decisiones políticas que adopta un tribunal de consigna, que ratifica nuestra convicción de no haber acudido ante un órgano ajeno al partido, que no garantiza respeto a la ley, ni a la voluntad de los ciudadanos y en este caso de los miembros del partido.

La resolución del tribunal, legaliza y legitima las prácticas fraudulentas que se presentaron en la votación, pero al igual que la elección presidencial del 2006, asume una decisión política que pretende incidir y vulnerar el futuro político de nuestro partido y de la verdadera oposición de izquierda. Pero también hay que señalar que esta situación es consecuencia de la incapacidad de los órganos electorales y de la dirección del propio partido para garantizar un ejercicio democrático y transparente en los procesos internos. De su falta de decisión para atender no solo los asuntos logísticos sino las prácticas y conductas ilegales que se presentaron durante el proceso, el cual nunca se limpio.

Lo que aunado a la falta de apego a la norma interna y al actuar sin ética de los órganos encargados por velar, por el cumplimiento de nuestros estatutos, profundiza la crisis de ilegalidad que vive nuestra organización. Es el caso de la Comisión Nacional de Garantías que valido actas de casillas no instaladas en Chiapas, Oaxaca, Veracruz y otros estados, que contabilizo votos fabricados ilegalmente en casillas con más votos que electores, en casillas con más votos que boletas entregadas, actas falsificadas de casillas no instaladas y que llego al extremo de sustituir los proyectos de resolución que fueron enviados al Tribunal Federal Electoral para su calificación.

Estoy convencido que la legitimidad de una elección la debe de otorgar el voto libre de los miembros del partido, pretender una legitimidad desde un órgano del estado, cuestionado de origen por nuestro partido y sea este el que defina su dirigencia, resulta lamentable para un partido de izquierda cuyo origen fundamental es la lucha democrática y la lucha por le respeto al voto.

El país atraviesa por una difícil situación que reclama de una izquierda fuerte y unida, que enfrenta a la derecha representada por el PAN y por el PRI, que conduce a la sociedad mexicana hacía desastres mayores en lo económico, en lo político y en la convivencia social. Es necesario impedir mayores desastres, lo principal es rechazar los a taques a los trabajadores y a la nación, actuar para construir una gran unidad de las izquierdas y las fuerzas democráticas para frenar la crisis y atender los graves problemas de pobreza, inequidad. Y seguridad de la mayoría de la población, contribuyendo desde la lucha política y la resistencia popular a lograr las transformaciones que el país requiere.

A lo largo de mí vida, siempre he actuado con apego a mis principios y mis convicciones, me asumo como un hombre de izquierda, congruente con lo que piensa y con lo que hace. Y quiero decirlo enfáticamente seguiré actuando así aunque como ha sucedido en ocasiones anteriores, que ello me cierre posiciones personales o afecte mí vida política, no voy a cambiar.

En estas condiciones y en este contacto, en este contexto he tomado las siguientes decisiones; primera no nos vamos del Partido de la Revolución Democrática. Este es nuestro partido, el partido que fundamos. Este partido es el resultado de la lucha de muchas generaciones de la izquierda mexicana, un partido que recoger las mejores tradicionales de la lucha por la transformación del país.

Este partido es el resultado de décadas de trabajo por la unificación de las izquierdas, desde la disolución del Partido Comunista Mexicano, la formación del Partido Socialista Unificado de México, del Partido Mexicano Socialista y de nuestro partido el Partido de la Revolución Democrática. Basta solo recordar que el registro legal que hoy detenta el PRD, es el que conquistamos los comunistas mexicanos en 1979, cuando el Partido Comunista se inserto en la legalidad y en la lucha democrática.

Pertenezco a esa generación de la izquierda, que dejo atrás el sectarismo y que pese a las adversidades y los intentos por dividirnos, hemos mantenido una visión unitaria de la izquierda y hemos sabido salir adelante frente la adversidad. No nos vamos porque por este partido han ofrendado su vida más de 600 compañeros, con las que se dio una deslealtad y una enorme irresponsabilidad apuntalar el proyecto por el que lucharon. No nos vamos por corresponsabilidad con los gobiernos que encabezamos, en mí caso personal tengo un compromiso y una responsabilidad especial con los habitantes del Distrito Federal.

Porque sabemos que una salida nuestra dañaría sugestión y el futuro de nuestros gobiernos, pero tampoco nos vamos porque no les vamos a dejar el partido a quienes se han enquistado en su burocracia. Porque somos mayoría y porque lejos de abandonar la trinchera, vamos a dar la pelea desde dentro para rescatar el proyecto político, los principios y los valores que nos dieron origen.

En las secesiones rompen los grupos minoritarios, nosotros somos la mayoría del partido, el estado nos robo la presidencia del mismo pero también tenemos que asumir que somos una mayoría poco organizada, que actuado en el ámbito territorial de manera desarticulada.

Y por eso hemos tomado una segunda decisión: convoco a la conformación de un movimiento nacional por la renovación y el rescate del partido de la Revolución Democrática para superar sus graves defectos y vicios que desvirtuaron los mejores propósitos de su origen, y rescatarlo como un instrumento de lucha al servicio de las causas del pueblo mexicano.

Un movimiento que impulse una política diferente, que se asuma como un amplio frente de militantes, simpatizantes, dirigentes, personajes de expresiones políticas distintas con el único objetivo de rescatar los principios y objetivos que dieron origen a nuestra organización y fortalecer las tareas y las políticas del movimiento social frente a la derecha.

Este movimiento será la expresión partidaria más cercana al movimiento nacional en defensa de PEMEX, de la soberanía popular y la soberanía nacional, y se sustentara en cinco ejes fundamentales. Acción política y fijar oposición sobre los temas nacionales, impulsando iniciativas de acción, promover la formación política de los militantes del partido, haciendo permitir su desarrollo para asumir responsabilidades y competir en condiciones de equidad desde los cargos de dirección y las candidaturas partidarias

Ejercer plenamente nuestros derechos partidarios en todos los espacios del PRD, siendo el garante para defender un proyecto político desde la izquierda y evitar cualquier desviación ideológica.

Actuar dentro y fuera del PRD, trabajando en los movimientos sociales del país, promoviendo la creación de un frente nacional de las izquierdas y las fuerzas democráticas que nos permitan ir a construir una nueva mayoría y consolidar una cultura territorial nacional propia que dentro del marco estatutario haga valer ya garantice el derecho de todos los miembros del partido.

El movimiento por al renovación del PRD tendrá un funcionamiento democrático que garantizara espacios de discusión y tomas de decisiones colectivas, donde cada integrante se incorporará individuamente sin prácticas clientelares ni corporativas, donde todos sus miembros se apeguen a los principios del partido ya una actuación ética y comprometida.

Se trata de rescatar y reconstruir un partido que cuente con una visión estratégica en la disputa por la nación, un partido democrático, plural y con iniciativa política y vocación de mayoría, un partido que ponga en el centro de su atención al constricción de una cultura democrática, reivindique las demandas sociales y pugne por al democratización del poder público.

Un partido sustentado en valores y principios, con ideas y compromisos duraderos, congruente, con identidad y fortaleza ideológica, con un claro referente de la izquierda democrática. Un partido que sea capaza de tener un acuerdo político de fondo que le de gobernabilidad y se consolide como una alternativa ante la derecha reivindicado el programa de transformaciones que requiere el país.

Un partido con autonomía del poder público y de los poderes fácticos, que erradique todo tipo de intervención gubernamental de los asuntos internos del partido, un partido que respete la autonomía de las organizaciones sociales y que rechace toda práctica clientelar y corporativa.

Un partido que garantice la equidad de genero, el reconociendo de derechos a la diversidad sexual y que abra a los jóvenes la oportunidad del relevo generacional, un partido con gobiernos y representantes populares leales a los principios, al programa y las causas que reivindica el partido, con representantes populares calificados que rindan cuentas de su función publica.

Un partido que transparente el manejo de sus finanzas y las prerrogativas publicas que recibe, que rinda cuenta del manejo de los recursos y que estos e canalicen al fortalecimiento orgánico y al desarrollo del partido y no a ninguna de sus corrientes. Y cuyo objetivo fundamental sea dar repuesta a los millones de mexicanizo que le han dado su voto y han depositado sus esperanzas, con principios y valores, con claridad en sus objetivos, con una práctica ética y un partido que haga valer su peso sin actitudes vergonzantes en la defensa del interés personal.

Y esto nos lleva a la tercera decisión: la secretaría general. En estos días hemos tenido un muy intenso debate, ha costado mucho trabajo convencer a muchos compañeros que no se vayan del partido, me gusta que estén algunos de ellos aquí, que hayan aceptado quedarse, porque nos falta mucha tarea por convencer a lo compañeros para que de ninguna manera individual o de grupos se vayan, vamos a hacerlo con responsabilidad, y les reitero de nuevo, los exhorto a que nadie se vaya del PRD y demos la lucha por defender y recuperar nuestra casa.

Ha sido el debate interno aceptar o no la secretaria general, hay quienes de manera honesta, desinteresada y legitima me piden que la acepte, argumentando que aceptar la secretaría permitiría no solamente que existieran dos presidencias, sino que mantendríamos un liderazgo, que haría contrapeso y facilitaría nuestra organización, nuestra cohesión en la condición linterna del partido y hay quienes nos han planteado que no la aceptemos, pues ello convalidaría todo el proceso, pero fundamentalmente lo que hemos cuestionado en los últimos días.

Y yo he asumido una decisión estrictamente personal, que llenara de satisfacción a algunos, pero que está apegada totalmente a mis convicciones. Renuncio a la secretaría general del Partido de la Revolución Democrática, y renuncio fundamentalmente por dos cuestiones. No nos ganaron la presidencia nacional del partido, y no nos ganaron sus aliados, sino el gobierno de facto y el estado quien ha querido imponer una dirección nuestro partido.

Yo no puedo avalar una decisión del estado en la dirección de mi partido y entiendo este evento totalmente ilegal y de intolerancia que busca normarnos y dividirnos y que se entiende a nosotros como enemigos políticos y que somos un peligro para su proyecto de derecha autoritario y excluyente, pero también pido su comprensión, que no se puede hacer como que no ha pasado nada.

Esto ha dañado muchísimo a nuestro partido y yo no puedo caer en la simulación, no puedo esconder la basura debajo del tapete, y no quiero ser cómplice de los que cometieron tropelías e irregularidades estoy convencido que la absoluta mayoría de los miembros del PRD actuamos con dignidad, entereza y limpieza en la elección, pero no todo es permitir que de nueva cuenta se premie a los delincuentes electorales, no puedo permitir que mi partido, al igual que en el tribunal electoral sea mas rentable violar la ley que cumplirla y que se premie la impunidad y a la ilegalidad.

Yo les pido su comprensión a muchos compañeros, estoy consciente que esto les va a costar trabajo, pero nadie dijo que esto iba a ser sencillo, y estoy convencido de que si cumplimos este propósito y somos capaces de reconstruir nuestro espíritu de unidad y nuestra cuestión interna vamos a hacer valer el principio fundamental que le dio unidad y cohesión a este partido, hacer la democracia ya y patria para todos.
Muchísimas gracias.

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