viernes, 16 de mayo de 2008

PRINCIPIOS QUE DEBEN REGIR LA REFORMA PETROLERA


DR. LORENZO MEYER

Me encuentro aquí, no a nombre de ningún partido, tengo mis simpatías, de ninguna corriente política, sino como académico, ciudadano, académico y alguien que en otros tiempos cuando no estaba la mar tan agitada se metió al tema de los orígenes de la política petrolera mexicana y que creo que desde esta perspectiva histórica puedo decir algo entorno a lo que se me invitó, se me dijo que debería discutir algunos de los principios, ciertos principios que deben regir la reforma petrolera. Y yo les propongo cuatro.
No son los únicos, pero sí creo que entre ellos están los principales.
Les propongo discutir rápidamente en estos minutos el tema del nacionalismo que me parece que es fundamental. Sin eso no se entiende ni lo que ha pasado ni lo que puede pasar con el petróleo.
Quiero, después también abordar en la medida en que el tiempo lo permita, el tema de la petrolización de los recursos fiscales mexicanos. Es uno que viene de mucho tiempo atrás y ha tenido sus vaivenes.
En tercer lugar, quiero poner a manera de pregunta la idea de México como exportador de petróleo. Lo fue, dejó de serlo y lo ha vuelto a ser, es conveniente.
Y por último, algo que ha quedado muy claro en la discusión histórica del tema del petróleo, este ha sido un tema de élites, ha sido el tema de unos cuantos, se ha tomado a este recurso natural no renovable y estratégico, se han tomado decisiones algunas buenas, otras no tanto, pero siempre teniendo a la, sociedad al margen, como testigo más que como actor. Creo que sería bueno cambiar esa añeja política hacia el petróleo.
Vuelvo a mi primer punto, al del nacionalismo. Ya Germán Martínez nos dijo aquí en la mañana que probablemente hay un falso nacionalismo en México.
Sí, sí ha habido falsos nacionalismos, muchos. Pero en materia del petróleo, por razones casi accidentales, se fue construyendo una red de relaciones entre nacionalismo y petróleo que no existe en Petrobras, que no existe en “Estatoi” de Noruega ni en otras empresas públicas petroleras.
En México no es posible separar nacionalismo de petróleo desde el inicio del Siglo XX, o incluso si se quiere desde el Siglo XIX, que es cuando esto empieza.
El tema del nacionalismo, el concepto es muy abstracto, muy inasible. Sin embargo, tomando a un colega muy citado en estos días, yo diría que el nacionalismo se refiere a la imaginación política colectiva que resulta o que da por resultado la existencia de una comunidad en una geografía concreta e inherentemente soberana, es la soberanía, imaginar a México como nación soberana costó mucho… . . . soberanía, imaginar a México como nación soberana costó mucho, yo no sé cuando, finalmente el grueso de los mexicanos se imaginaron pertenecer a una comunidad soberana, me sospecho que debe de ser en algún punto del siglo XX y está relacionado con el petróleo, no nada más con el petróleo, la idea de dar el petróleo al sector privado viene de Manuel González y sobre todo de Porfirio Díaz, donde domina una visión liberal del mundo en donde se debe lo que era un derecho de la nación y que viene de la legislación española se le cede a los privados, cuál era la razón, muy simple, muy parecida a la que se da ahora, el país lo requiere, hay que invertir mucho, es muy arriesgada la tecnología, el petróleo es complicadísima, y entonces hay que facilitar al sector privado, su presencia ahí porque México la requiere, fue por eso que se modificó una serie de leyes en el siglo XIX y principios del XX donde se le da la propiedad de los depósitos de petróleo al superficiario, luego por accidente estalla la Revolución justo cuando se empieza la gran producción petrolera, y la Revolución va par y paso con un deseo de recuperar el petróleo, en el documento que entrego, que es bastante extenso, que eran los momentos cumbres, pero hay ahí una derrota y una victoria del nacionalismo mexicano, es una mezcla de los dos avances, desde luego la Constitución del XVII, pero la imposibilidad de hacerla efectiva hasta que llega 1938, y ahí se mezcla la oportunidad internacional, el entorno nacional favorable con una voluntad política, voluntad política, lo subrayo, la voluntad política de ser soberano, México no puede ser un país soberano en el sentido profundo y absoluto del término, no tenemos la fuerza para eso, pero sí se escogió un punto central que fue el petróleo, y en el petróleo se tomaron las decisiones escalonadas, hasta llegar a ese momento, realmente cumbre del nacionalismo mexicano que es el 18 de marzo de 1938, pero no se quedó ahí, los retos fueron muchos, también se decía que no había tecnología, que no era posible una industria tan compleja que pudiera ser asimilada por el Estado Mexicano y llevada adelante por el Estado Mexicano.
En los 1940 y principios de los 50’s, el Gobierno de Miguel Alemán dio marcha atrás, parcial, pero dio marcha atrás, con los cinco contratos riesgos que se dieron a 5 empresas llamadas independientes norteamericanas a las cuales se asignó partes específicas de la geografía mexicana para que hicieran ahí su exploración y explotación, luego viene una reacción de ese nacionalismo, ya no como la del 38, pero que da como resultado la modificación del artículo 27, 1960 y ahora volvemos a proponer una privatización parcial de esta industria, es muy complicado,
pero lo único que puedo subrayar ahora es que México tiene la necesidad de vivir un nacionalismo, y un nacionalismo real porque es vecino del país quizás con el mayor grado de nacionalismo que existe hoy, conduce su política totalmente en un espíritu de nacionalismo y a veces, no siempre, un nacionalismo agresivo, México necesita de un nacionalismo vivo, no agresivo, pero sí defensivo, no xenófobo, pero sí bien pensado y en PEMEX tiene una posibilidad, en el petróleo tiene una posibilidad de hacer de ésta otra vez una empresa exitosa que sirva como orgullo a esta imaginación colectiva, porque es una empresa estatal, es una empresa que refleja o debería reflejar la voluntad colectiva, de tener ahí, en ese punto que ya se creó desde hace un siglo, está poco a poco esta política petrolera, que sea motivo de orgullo y de soberanía, que sea capaz esa empresa de mostrarnos que desde el trabajo del obrero hasta desde el técnico más especializado que se puede, se puede dominar, como se dominó en algún momento la tecnología de punta, administrarla, administrarla bien y pensarla en función, no de los intereses de la globalidad ni del mercado mundial, sino en los intereses nuestros.
Entonces esta parte, insisto, es un capital que ya se creó, no lo hemos creado nosotros, se nos ha sido dado, se nos puede desperdiciar o se puede aprovechar para volver aquí a sentar las bases de un nacionalismo del siglo XXI que no tiene que ser incompatible con la globalización, pero sí tiene que ser real, no falso.
El segundo punto que quiero abordar, es el hecho de que la industria petrolera mexicana estuvo por un buen tiempo dedicada en el, bueno, en el momento inicial la justificación de todas las transformaciones legales del Porfiriato era para servir al mercado nacional, al mercado mexicano, particularmente a los ferrocarriles, para que ya no se importara combustible, pero luego se convirtió, gracias a que dominaban las empresas extranjeras y que el mercado era extranjero, la tecnología, la mercadotecnia, todo era del exterior, se convirtió en un enclave. México llegó en los 1922 a exportar el 99 por ciento de su producción y a dejar para el mercado interno el 1 por ciento. Por muchas razones eso se fue modificando, pero el día de la expropiación seguía siendo prácticamente un productor para las necesidades del mundo externo, para las necesidades de las economías centrales, cambió a partir de 38, por razones muy mezcladas, algunas buenas, otras malas, pero el petróleo mexicano se convirtió en un producto para México. Sin embargo cuando empieza la crisis del sistema económico posrevolucionario en particular a partir de 1982, pero desde antes, éstas empezaron con Echeverría, se vuelve a meter a México como país exportador.
Y yo propongo que nos hagamos la pregunta, ¿tiene México que ser un país exportador de petróleo? ¿Tiene que ser exportador de un recurso natural no renovable y estratégico o sería mejor como entre los años, fines de los 30’s y hasta mediados de los 70’s o fines de los 70’s, un país que use el petróleo básicamente para sí? La demanda norteamericana de petróleo es enorme, el 80 por ciento de nuestras exportaciones están concentradas ahí, el resto a Europa, América Latina y una pizquita a otras partes. Esa es una pregunta, no siempre México fue proveedor del exterior, existe la posibilidad ahora, estamos produciendo y exportando en cantidades fantásticas, por eso también se están agotando lo yacimientos mexicanos, pero, ¿es eso lo que nos conviene? Es una pregunta que propongo que se haga en el momento de reflexionar sobre la reforma energética, ¿es necesario?
Y entonces paso a un tercer tema, el de la dependencia de el gobierno federal de los ingresos que le extrae al petróleo. Ahí está en buena medida el origen del conflicto con las empresas internacionales a partir del gobierno de Francisco I. Madero, la necesidad del gobierno de adquirir recursos, sobre todo cuando viene la revolución, el estado está en quiebra, México siempre ha tenido un problema fiscal, alguien calificó de penuria la política fiscal. . . ...fiscal, alguien calificó de penuria la política fiscal de México en el siglo XIX, es una de las grandes debilidades del estado mexicano que sigue presente el día de hoy cuando no puede tener más que el 11%, en el mejor de los casos, del Producto Interno Bruto como parte de la recaudación; es muy baja, es vergonzoso el sistema recaudatorio mexicano.
Y en vez de enfrentar este problema de cara con una reforma fiscal real, no adecuaciones, entonces se recurre al petróleo, el petróleo cuyos precios están ahora aumentando es la salvación, es la tapa de salvación, ¿pero qué país que tenga una economía decente, funcionando bien, un país complejo? Claro, si vamos a unos países del Mundo Arabe, bueno, pues ahí tiene que ser, la vida del estado es la vida que le da el petróleo.
Pero en otros, con una economía compleja como la nuestra, tienen que sacar sus recursos de otra parte, pero esa otra parte requiere también voluntad política. Después de todo alguien ha definido a la política como la asignación por la vía de la autoridad de los recursos escasos, la política fiscal es política en el punto más profundo del significado de ese concepto, y en México se ha fallado y entonces se ha echado mano al petróleo.
Pero creo que no es justo esa dependencia, ni cuando las empresas eran extranjeras dependía el estado mexicano del petróleo, como depende ahora. Antes de la expropiación, en el momento cumbre, dependía el estado mexicano en alrededor del 33% de sus ingresos totales del petróleo, pero fueron bajando.
Una vez que viene la expropiación México no se petroliza, hay una contribución realmente baja del petróleo a los ingresos del estado, pero volvimos a eso, así como volvimos a ser país exportador para hacerle frente a las necesidades de otros, nos hicimos también dependientes fiscalmente del petróleo porque no se quiso, no se quiere, no se ha querido enfrentar el tema de la Reforma Fiscal.
Un tema que está en la agenda mexicana por lo menos desde 1960, se han hecho estudios y estudios, y se pidió al gran “Kaldor” que nos viniera hacer un diseño, faltó la voluntad política para hacerlo realidad. Y entonces hemos tenido, desde que es, medio siglo de estar luchando con este gran problema que muestra una de las debilidades estructurales del estado mexicano, y que se ha querido usar al petróleo para suplir algo que debería de haber sido enfrentado desde hace mucho tiempo.
Entonces la pregunta es a quienes vayan finalmente a aprobar esta legislación, realmente es justo que el petróleo que sea el que le dé esos recursos al gobierno federal, a los gobiernos estatales, a los gobiernos municipales, ¿Por qué los estados y los municipios no han también buscado sus propias fuentes? ¿Por qué le tienen miedo? Porque están enfrentando a intereses muy fuertes, a intereses, a actores que pueden poner muchos obstáculos a la clase política.
En lo que me queda quiero referirme a algo muy significativo y que es particularmente importante ahora. La política mexicana, como muchas políticas, ha sido de élites, sólo los poquitos han tomado las decisiones; pero en el caso del petróleo es particularmente notable.
Quien decidió cambiar toda la estructura legal del petróleo en el Porfiriato fue el Presidente, fue la Secretaría de Fomento, fue una academia de juristas, la Academia Mexicana de Jurisprudencia, creo que se llamaba, y un puñado de geólogos, que eran los técnicos los que sabían. La Sociedad Mexicana no entró para nada ahí, ni siquiera tenía idea del petróleo, si era una sociedad agrícola en donde la fuente de energía no tenía nada que ver con el petróleo.
Lo notable es que durante la Revolución Mexicana y cuando se crea la liga fuerte entre nacionalismo y petróleo sigue siendo un grupo muy pequeño. Carranza introduce la fracción IV del artículo 27 de la Constitución allá en Querétaro en 1916 sin que la mayoría del Constituyente se diera cuenta, no se discutió, fueron sus técnicos, “Pastor Rue”, por ejemplo, Luis Cabrera, ellos eran los que sabían. Y luego ya en los gobiernos de Calles, de Obregón, son muy pocos los que toman las decisiones; son también muy pocos los que al momento de sentir la presión tienen que regular la presión norteamericana que lleva a los acuerdos de 1923 de Bucareli o el acuerdo de 1927 entre “Morreau” y el Presidente Calles.
No es sino hasta 1938 cuando entra la sociedad mexicana, pero no entra antes de que se tome la decisión, entra ex pos facto. El General Cárdenas es el único que se atreve a meter a la sociedad mexicana y después de haber tomado la decisión fundamental; la mete como apoyo, porque tiene, por un lado, la voluntad de hacerlo y las organizaciones para hacerlo, y no le tiene miedo a introducir a esa sociedad que aquí ha estado siempre como testigo, pero no como actor.
Pasada la crisis del 38 se le vuelve a quitar, y Pemex es la provincia, el dominio del Presidente, de quien está al frente de la empresa, de la Secretaría de Hacienda, quizás de los técnicos de Pemex; pero a la sociedad mexicana que se dice que es la dueña del petróleo realmente ¿qué mexicano se siente dueño del petróleo, incluso hoy? El petróleo es un tema ajeno, somos objeto de la política petrolera.
Pero como sociedad es uno de los temas fundamentales en los que no se ha presentado. Entonces propongo que este tema se haga entrar, es más la sociedad mexicana ya entró en el tema, por primera vez entró antes de que se haga la legislación. Ya no se aprobó en abril de este año, ya se metió a la discusión, y se metió en serio.
Es ahora quizás el punto en donde se parte, más que en cualquier otra cosa, la posición política de los mexicanos.
Entonces aquí lo que importa no es vencer, sino convencer; aquí hay que convencer a la sociedad mexicana de que ésta nueva legislación es lo que le conviene, que se necesita una legislación, un marco legal, y sobre todo una nueva voluntad política para enfrentar el tema energético en México, creo que no queda duda prácticamente a nadie.
Lo que se tiene que hacer es que introducir esto a la vida colectiva mexicana, probablemente en el pasado no había muchos ciudadanos en México. Los sistemas de gobierno no eran democráticos, los sistemas autoritarios no permiten la entrada del ciudadano; pero ahora sí, en la discusión que se dé ese puede ser un foro muy abierto. Pero para el ciudadano la manera de llegar a la información, no hay ciudadanía sin información y está mediada por la televisión, y la televisión tiene su propia agenda.
No se cómo hacer que el ciudadano mexicano tenga acceso a la información sobre un tema en donde le va mucho, aunque no se dé cuenta. Pero en fin, concluyo esa presentación volviendo al punto inicial.
El nacionalismo mexicano del siglo XXI es indispensable porque somos vecinos de una gran potencia, que es ahora la única gran potencia y que dirige su política hacia el exterior basado en el nacionalismo. Lo tuvo desde el momento mismo en que nació, al finalizar el siglo XVIII, y lo ha seguido teniendo con diferentes ángulos y variaciones, pero muy agudo.
México no es viable si simplemente se desintegra en la globalidad y quiere ser eficaz económicamente, pero no tiene ese sentido de comunidad soberana, esa imaginación. Entonces una industria petrolera cien por ciento mexicana, con capacidad de manejar la tecnología de punta, con la voluntad de hacer de esa industria un ejemplo, como lo fue, lo llegó a ser en los mil novecientos, fines de los treintas y cuarentas, costó mucho… ...a fines de los 30’s y 40’s costó mucho tener, recuperar la tecnología. Algunos se les fue la vida en eso. Los laboratorios explotaron, pero se logró.
El tetraetilo de plomo que ahora nos parece una cosan absurda, fue un gran logro tecnológico, era la punta de la tecnología y se pudo dominar en México. Bueno, por qué no se puede dominar la siguiente.
Se tienen los recursos y se tiene la voluntad, se tiene la honestidad para manejar esta industria como el mascarón de proa del nacionalismo mexicano, entonces, se puede hacer mucho; más allá de ser una fuente de energía, puede ser una fuente de energía política, de imaginación política y de éxito que bien le hace falta a México, que ha tenido una serie de fracasos y muy pocos éxitos en los últimos años. Gracias. (Aplausos).
http://www.senado.gob.mx/reforma_energetica/content/foros/docs/13mayo2008_2.pdf

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