lunes, 4 de mayo de 2009

Sofía y la influenza

Por Claudia Castañeda González, MCM Neza
Como todos los días, Sofía medio desentendida caminaba por avenida Juárez, a sus espaldas había dejado la mal llamada “esquina de la información” donde los grandes emporios de la “expresión” mantienen secuestrada nuestra libertad del decir… y en ocasiones, del pensar. Extrañamente silenciosa, la calle que siempre está llena de gente y carros ahora lucia desolada… a dónde se fueron todos, se pregunto para sí, aunque lo mismo hubiera dado que lo dijera en voz alta. La respuesta…? Guardados en sus casas, viendo, oyendo, leyendo o comentando sobre la influenza, llamada internacionalmente, humana. Irremediablemente, Sofía se preguntó, por qué…, por qué las personas caen ante la evidente manipulación mediática, por qué desaparece la consciencia crítica y audaz de buena parte de la población, por qué la salud se vuelve una exigencia privada y no una lucha pública, por qué nos dejamos llevar por la estigma social y despreciamos a quien en un lugar público se atreve a estornudar. En eso andaba, cuando impulsado por el aire, un volante de los miles que repartió el gobierno se pegó a su pierna. Recomendaciones, versaba el título del pequeño papel, “no saludar de mano ni de beso”, “usar tapabocas” y “lavarse constantemente las manos”. Irremediablemente, Sofía vio en su mente, una y otra vez, las imágenes que desde hace días saturan los espacios públicos. Tapabocas… tapabocas… tapabocas…vaya exageración. Levantó la mirada y pensó en la vieja frase “más vale prevenir que lamentar”, pero esto…le pareció demasiado, si no fuera porque a muchos espanta, la situación sería de carcajadas. Pasos más adelante retomó su listado de preguntas. Por qué una situación de estas logra tanto impacto… en esa ocasión intentó pensar en posibles respuestas, tras un largo suspiro, solo se le ocurrió una: EL MIEDO. Miedo a morir, a perder a los seres queridos, a enfermar…pensó que esos miedos eran legítimos, pero en qué momento el miedo se volvió miedo al otro, cómo empezamos a ver al otro como potencialmente un agente infectante… un portador de virus maléfico que pueden acabar con la existencia…ahí es donde está la manipulación, concluyó complacida. Sin embargo, su beneplácito no duro demasiado, al cruzar el semáforo volvió a cuestionarse, ¿qué tan real es la amenaza…? cómo es posible pensar que es más grave un virus que mata a 15 personas y no el narco que tan sólo en abril se llevó a más de 500. Cómo confiar en unas autoridades que se sabe, hacen TODO a su alcance para manipular y sacar provecho. Inevitablemente, Sofía pensó en lo ridículo que calderón se veía vestido de militar, cómo olvidar lo desesperado que estaba por tener aunque sea un granito de legitimidad, podre iluso, pensó Sofía, a casi tres años de su imposición aún se ve desesperado y hace de él una caricatura… ahora con bata blanca y tapabocas... De repente y antes de bajar las escaleras del metro Hidalgo, Sofía se distrajo con un gruñido, su estomago le recordó que no había comido, y cómo va a comer si desde hace un mes se quedo sin trabajo, debe la renta y tiene infinidad de deudas, lo que es la vida, pensó, esto de la influenza había hecho que por un momento se olvidara de su miseria. Pero la realidad siempre regresa…

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